Un hombre en traje sostiene un documento frente a una bandera de Estados Unidos sobre un fondo rosa.
OPINIÓN

Veinticuatro horas en la vida de Trump

Lo que nadie puede negar es que al otro lado del Atlántico se hace política, modificando el orden civil de manera clara

Imagen del Blog de Octavio Cortés

Acostumbrados como estamos a la política europea, hecha de bobería y canapés, el aterrizaje de Trump en la Casa Blanca ha parecido un terremoto. En su primer día de vuelta en la oficina se ha dedicado a firmar Órdenes Ejecutivas que daban cumplimiento a sus promesas de campaña de manera inmediata: perdón para los procesados por el 6J-2021, Emergencia de Seguridad en la frontera sur, retirada de la Organización Mundial de la Salud, retirada del Pacto de París sobre el cambio climático, establecimiento de que solo existen dos sexos y abolición de toda presencia de Ideología de Género y Teoría Racial Crítica en la educación y la administración, restablecimiento de la libertad de expresión en toda red social, retorno al petróleo y la industria del automóvil, entre muchas otras cosas.

Evidentemente, habrá gente a favor o en contra de Trump y sus aventuras. Lo que no puede negarse es que al otro lado del Atlántico se hace política, es decir, se modifica el orden civil de manera clara y desacomplejada. La derecha europea desertó de la batalla cultural y buscó un perfil de gestión sensata e ideología centrista: el resultado fue la aparición de Le Pen, Meloni, Orban, la AFD. Entonces la derecha europea se sumó a la izquierda en sus discursos de pánico ante la "extrema derecha". El resultado ha sido la ruina moral y económica.

Como ya hemos escrito anteriormente, Trump no es comprensible desde el eje Izquierda/Derecha; no mientras mantenga en su equipo a RFK jr., a Elon Musk o a Tulsie Gobbard. Trump ha desechado ese discurso para centrarse en otros dos: los de abajo frente a los de arriba, los de casa frente a los de fuera. Con el añadido cómico de que quienes lideran la revolución de "los de abajo" son billonarios y los que defienden a "los de casa" son inmigrantes como Elon o Vivek.

Un hombre de traje y corbata roja señala hacia adelante con el edificio del Capitolio de fondo.

Ahora mismo Europa está prisionera de un ambiente general de imbecilidad socialdemócrata, una mezcla irrespirable de censura social, impuestos draconianos, gasto público suicida, islamismo cuchillero y mujeres con pene. Literalmente se ha convencido a la gente de que la temperatura del planeta bajará si pagan más impuestos. En todo ello Feijóo va de la mano con el PSOE de Sánchez, el PSOE de Page o el PSOE de Broncano & Lalachús. Vivimos de facto bajo un sistema de partido único que sirve de pantalla al gobierno de facto de los burócratas globalistas de Bruselas y el Banco Central Europeo.

La cosa está clara: si Trump en veinticuatro horas ha podido enmendar años de deriva izquierdista, es porque los vientos de cambio vienen soplando desde las zonas de los abandonados por el progresismo: la clase trabajadora víctima de la inflación, los jóvenes precarios, los pioneros crypto, los cristianos conservadores, los podcasters de la alt-right, el sector primario acosado por el ecologismo, las mujeres no feministas. Es una lección a las claras, a plena luz del día. ¿Estamos prestando atención?

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