Un hombre sostiene un cartel que pide más dinero para pensiones, mientras un político aparece en primer plano sobre un fondo rosa.
OPINIÓN

Solidaridad forzosa

Las generaciones más maltratadas tenemos que cargar con unas pensiones que no sabemos si también llegaremos a cobrar

El año que acaba de comenzar trae un regalo implícito para los cotizantes con un sueldo bruto anual superior a 59.999 euros. Un nuevo impuesto, aparentemente de "solidaridad", para afrontar el pago de las pensiones de nuestros padres y abuelos. Una vez más, las generaciones más maltratadas, aquellas que lo hemos tenido más difícil para iniciar un proyecto personal, debemos hacernos cargo de unas pensiones que no sabemos si algún día llegaremos a cobrar.

El Gobierno de España, que considera clase alta a todo aquel que gane más de 3.000 euros al mes, el triple de lo que cuesta un piso de una habitación sin demasiados lujos en Barcelona o Madrid, ha decidido imponer una 'cuota de solidaridad' a quienes se esfuerzan en su ámbito laboral, trabajando más que otros, para obtener también una mejor remuneración.

Esta nueva retención en nuestros salarios se enmarca dentro de las reformas sociales y laborales aprobadas en los últimos años, con el objetivo de incrementar los recursos del sistema público de pensiones en un contexto de envejecimiento poblacional, donde el número de jubilados crece más rápido que la población activa. Y, a diferencia de nuestros sueldos, que en muchos casos llevan congelados una década, el Gobierno de PSOE y Sumar ha decidido que las pensiones deben subir cada año; algo que no critico, pero que lo tengamos que pagar nosotros sí lo critico.

Plano medio corto de Pedro Sánchez sentado en su escaño en el Congreso de los Diputados y mirando hacia arriba

Según el Gobierno de Pedro Sánchez, esta nueva cuota, que supondrá una retención de unos 50 euros mensuales para un sueldo de 3.000 euros, está concebida para garantizar la sostenibilidad del sistema de pensiones. Una vez más, la clase trabajadora paga la inoperancia de nuestros gobernantes, quienes no han sido capaces de gestionar bien nuestros impuestos. Y, como retener dinero es para ellos fácil y sin consecuencias, optan por seguir recortando a los contribuyentes.

Lo peor de todo es que lo envuelven bajo la palabra 'solidaridad', haciéndonos creer que estamos haciendo un buen gesto. Pero no es así. Estamos pagando, por partida doble —con los impuestos habituales y este de nueva creación—, un sistema de pensiones que ya debería ser sostenible por sí mismo, como lo ha sido siempre. Más aún cuando el mismo Gobierno que impone esta medida asegura que la creación de empleo y el número de cotizantes a la Seguridad Social está mejor que nunca. Las cuentas no cuadran.

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