Sima de los Huesos sin funerales
¿Enterramientos o casualidad? Las teorías sobre los restos humanos de la Sima de los Huesos en Atapuerca siguen en debate
En 2001, Arsuaga, uno de los directores de Atapuerca, defendió el entierro ritual de la Sima de los Huesos en el Cosmocaixa de Barcelona. Cuando se le preguntó cuál era la razón principal de tal interpretación, se inquietó y exclamó: «¿Cómo te explicas encontrar los restos de 28 individuos en menos de 4 metros cúbicos de sedimento?». Fue entonces cuando muchos empezaron a publicar nuevas explicaciones muy alejadas de los enterramientos intencionados.
En 2005, fui a conocer personalmente a Arsuaga para contrastar argumentos, pero la cosa no acabó de fluir. Posteriormente, y al respecto, continué preparando un trabajo para el Spanish Journal of Palaeontology, donde el primer revisor dio luz verde a la publicación, pero el segundo, colaborador del equipo de Atapuerca, lo criticó duramente argumentando que no tenía en cuenta el canibalismo ritual. Esto era un grave error, ya que el canibalismo no pertenecía a la Sima de los Huesos, con unos 400.000 años de antigüedad, sino a otro yacimiento también en Atapuerca, el de Gran Dolina, con unos 800.000 años.
Envié una carta al director de la revista exponiendo la falta de objetividad del segundo revisor, y recibí la propuesta de rehacer el artículo con los consejos del primero. El director de la publicación se comprometía a derivar el nuevo artículo a otros revisores externos al equipo de Atapuerca. Así lo hice en el año 2013 y finalmente fue publicado en el Spanish Journal of Palaeontology en 2015. Más tarde, durante el 2018, un artículo en la prestigiosa revista PNAS se inspiró en el de 2015 y ratificó aquella explicación con modelos matemáticos, citando el trabajo de 2015. Y, al cabo de unos meses, vino una entrevista en La Contra de La Vanguardia del 3 de enero de 2019. Y estos fueron los resultados.
La Sima de los Huesos (SH) ha proporcionado la mayor acumulación de restos humanos del Pleistoceno medio hasta la fecha. De hecho, representan el 80 % del registro mundial de fósiles del Pleistoceno medio para el género Homo. Por lo tanto, SH contiene la mayor concentración de Homo primitivo de todo el mundo. Hoy día esta gran acumulación de fósiles humanos se ha interpretado como un entierro ritual.
El equipo de Atapuerca defiende que Homo lanzó a sus parientes muertos por el barranco como parte de un acto simbólico. Si esta hipótesis fuera cierta, estaríamos ante el primer rito funerario de la humanidad. Pero ya Stringer publicó en Evolutionary Anthropology en 2012 unos argumentos contrarios a aquellas ideas. Inmediatamente, Arsuaga, director de Atapuerca, restó importancia a la crisis negándola y argumentando que este tipo de discrepancias son algo muy habitual en estos campos científicos.
El acceso actual a SH se realiza tras caminar 400 metros en plena oscuridad hasta llegar a este pozo vertical. Este tiene aproximadamente unos 13 metros de profundidad y en su fondo se encuentra el yacimiento. Una capa inferior de limos y arcillas contiene los huesos de humanos y carnívoros muy mezclados (unidad de arcillas rojas). Un nivel superior de brechas y limos contiene también una gran cantidad de úrsidos (unidad café con leche).
Todo el conjunto de huesos no presenta conexiones anatómicas. Entre los humanos, y a partir de dientes, mandíbulas y extremidades, se computaron alrededor de 28 individuos en menos de cuatro metros cúbicos de excavación. Junto a ellos existe una gran variedad de carnívoros como zorros, felinos, lobos, mustélidos y osos, pero no herbívoros. Por otro lado, no hay rastros de habitáculo humano en SH, aunque se encontró un hacha de mano entre los fósiles.
Podríamos decir que los defensores de los enterramientos rituales en SH argumentan cuatro razones para ello. La primera es la ausencia de herbívoros, asegurando que los carnívoros no usaron el lugar como guarida. Por lo tanto, estos no pudieron introducir los restos humanos. La segunda razón ha sido la concentración tan elevada de restos de Homo en tan poco sedimento. La tercera, el hallazgo de un hacha de mano como prueba de un objeto simbólico ofrecido a los difuntos. Y la cuarta, un porcentaje anormalmente elevado de adolescentes como consecuencia de una catástrofe. Con estas cuatro razones se afirmaba que los humanos de hace unos 400.000 años lanzaron allí, y simbólicamente, a sus difuntos. El problema es que un análisis minucioso de los argumentos tiene muchas paradojas.
Una primera paradoja la encontramos en la distribución de los huesos humanos. En el año 1997 se computaron unos treinta y dos individuos a partir de 1300 restos humanos. Posteriormente, durante el 2004, y con más de 6500 piezas, el número mínimo de individuos pasó a ser de 28. Estos restos humanos nunca fueron cuerpos completos con conexiones anatómicas. Además, hay un defecto de metacarpianos, metatarsianos, tarsales, carpianos, falanges, vértebras y costillas, mientras que fémures, húmeros, mandíbulas y dientes están mejor representados. Es decir, lo que más transportan y devoran los carnívoros, brazos y piernas, está mejor representado que otras partes del cuerpo, faltando lo que más trituran, costillas y vértebras.
Andrews y Fernández-Jalvo, para explicar todo lo anterior, propusieron que los humanos habían sido devorados por carnívoros. Esto ya explicaría que la proporción de las diferentes partes esqueléticas de SH no guarde relación con el número de huesos de un cuerpo humano, es decir, hay más cabezas que piernas, lo cual se ha demostrado matemáticamente imposible si aquello fue un funeral intencionado. Y además resultaría todavía más ilógico que aquellos humanos lanzaran a sus parientes seleccionando sus partes.
Otra paradoja residía en la distribución de los individuos por edades. Según estudios dentales, el 52 % de aquellos restos eran adolescentes y adultos jóvenes. De hecho, el 60 % de ellos tenía menos de 19 años y el 90 % menos de 27. Solo existía la presencia testimonial de un individuo menor de 10 años. Por lo tanto, había un claro predominio de restos humanos de jóvenes y adolescentes, y una escasez de lactantes y ancianos. Aquella distribución de edades en SH reflejaba una tasa de mortalidad anormal.
En la mayoría de recolectores-cazadores fósiles y actuales, la tasa de mortalidad infantil y anciana es muy elevada, como también ocurre entre los neandertales y heidelbergensis estudiados. SH muestra un nivel de preservación óptimo, por lo que sus restos deberían reflejar bien la distribución original de las edades de los difuntos. El hallazgo de restos frágiles y delicados, como los huesos hioides, y más de 30 huesos del oído medio, indican un nivel de preservación espectacular. Es decir, deberíamos encontrar, si los hubo en aquel cementerio, abundantes restos de bebés, niños y ancianos. Pero ya hemos dicho que los humanos de entre 0 y 11 años y los de más de 27 fueron escasos en SH.
Este predominio de edades medias y escasez de lactantes y adultos no indicaba una tasa de mortalidad, sino algo muy diferente, una tasa de accidentalidad. Sabemos, y sobre todo las aseguradoras, que los adolescentes y los jóvenes son intrépidos, sufriendo más que nadie muchos contratiempos. Estos se alejaban del campamento más que bebés y ancianos. Consecuentemente, podían sufrir un mayor número de eventualidades. Una de ellas pudo ser la depredación por parte de grandes felinos existentes en aquel ecosistema. En fin, que si SH hubiera sido un cementerio, debería contener más individuos ancianos y neonatos que los adolescentes y jóvenes encontrados. Y hay que indicar que todos los cadáveres no fueron producto de un único evento catastrófico, ya que los restos humanos fueron depositados en diferentes momentos, espaciados por miles de años. Los niveles de calcita intercalados entre las arcillas así lo testimonian.
Otra de las contradicciones en SH es la superficie desgastada de un hacha de mano hallada allí. Este objeto fue considerado por Eudald Carbonell como una ofrenda simbólica para los difuntos, lanzada al barranco. Los estudios con microscopio revelaron que el bifaz mostraba una erosión en sus bordes. Según datos experimentales, aquella abrasión fue producida por sedimentos arenosos. En geología se explica que el agua remueve, transporta y erosiona los elementos dentro de las cuevas. El bifaz encontrado en SH sería un ejemplo de esto, al igual que los huesos humanos de SH presentan multitud de abrasiones.
Estos pulidos se encuentran en las superficies de fracturas transversales de los huesos. Se supone que estas se producen cuando las diáfisis están parcialmente mineralizadas, algo que ocurre en menor proporción cuando los huesos están frescos. Por lo tanto, este redondeo en las fracturas transversales indicaba que los cadáveres fueron removidos durante tiempo después de su muerte y dentro de las cavidades circundantes a SH. Algunos restos craneales también presentan abrasiones que Arsuaga afirmó como pedradas cuando estos humanos jugaban a luchar. Dados aquellos corrientes de agua por las cuevas, y el transporte de los huesos por estas, parece más lógico que estas cicatrices se produjeran cuando los huesos impactaron contra las paredes de las cavidades. Además, un ejemplo de esto lo encontramos en el yacimiento sudafricano de Gondolin, donde se han hallado restos humanos erosionados por las corrientes de agua y mezclados con otras faunas.
Descrito todo lo anterior, parece bastante plausible que la asociación de fósiles de la Sima de los Huesos fue mezclada y erosionada por las corrientes de agua de la cueva. Muy probablemente los restos humanos, junto con el hacha, procedían de una cámara superior que después el agua arrastró hasta el fondo del barranco.
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