
La Sima de los huesos: ¿Inhumaciones o accidentes?
Durante años, los defensores de los entierros en la Sima de los Huesos negaron que hubiera otros accesos en tiempos de los humanos
Una paradoja en el enterramiento intencionado de hace 400.000 años en Atapuerca es que, si los felinos y cánidos se alimentaron de los humanos en la sima vertical de trece metros, ¿cómo entraron y salieron de ella? La respuesta más lógica es que hubo una cavidad superior y que posteriormente el agua arrastró los restos hacia el fondo de la sima. Hoy en día la Sima de los Huesos (SH) está situada en el fondo de un pozo muy profundo, pero las cuevas cambian mucho durante los procesos geológicos.
De hecho, el agua que disuelve la caliza en un sistema kárstico no entra y sale por el mismo lugar, sino que abre conductos superiores y sale por otros inferiores. Es decir, que en SH hubo otros accesos más elevados que los actuales. Después, el colapso y los flujos de escombros enterraron las antiguas entradas configurando el aspecto actual. Por tanto, suponemos que hubo más accesos por SH. Los defensores de los funerales en SH han negado que en tiempos de los humanos hubiera otros accesos a la sima, pero en la parte distal de la cavidad fosilífera, y a unos dos metros por encima de ella, hay una abertura.

Este pasaje está hoy completamente bloqueado por grandes rocas, pero claramente en algún momento del pasado no lo estuvo. Otro posible acceso fue un pozo vertical en el techo de SH. Suave, esencialmente lineal y de aproximadamente un metro de diámetro, se extiende hacia arriba unos 5 metros hasta que se obstruye por un colapso descrito por Arsuaga, y que debió de estar abierto en tiempos de los rituales funerarios, como explican Carbonell y Mosquera en un trabajo del año 2006.
Hubo, por tanto, una primera acumulación de restos humanos por parte de depredadores, que luego fue transportada y reelaborada por las corrientes de agua. Cuando la cueva fue posteriormente sellada por hundimientos, la única entrada fue la sima actual, por donde tal vez sí cayeron después la mayoría de los úrsidos encontrados en SH, produciendo el nivel fosilífero superior. Estos, como suele ocurrir en otras cuevas, al buscar lugar para hibernar, pudieron sufrir tal contingencia. Pero uno de los argumentos para defender el acto funerario en SH son los ungulados. Los carnívoros se los comen con frecuencia, pero en SH no hay.
Sin embargo, la ausencia de ungulados en cuevas no resulta ni extraña ni es la demostración de un acto funerario. En muchas cavidades solo los carnívoros son los únicos animales fósiles. Por ejemplo, en el nivel 2 de Sterkfontein, Sudáfrica, existen humanos y otros mamíferos, pero sin ungulados, y no por eso se ha interpretado un cementerio humano allí, que si lo fuera, sería de más de un millón de años. En ese yacimiento los carnívoros depredaban a los Australopithecus y los restos caían en el fondo de una sima. Por otro lado, en el yacimiento de 'Rancho La Brea', en Estados Unidos, la baja proporción de herbívoros frente a la alta de carnívoros no nos lleva a decir que allí hubo un funeral de tigres dientes de sable. Y finalmente, el nivel fosilífero en SH con cientos de úrsidos sin herbívoros asociados, tampoco nunca se ha interpretado como un acto funerario de los plantígrados.
La ausencia de grandes herbívoros en SH, y dado que la cavidad estaba en una pequeña sierra alejada de las llanuras, sería algo normal. De hecho, los grandes felinos cazarían a los herbívoros y se los comerían en las planicies circundantes a la sierra. Los ungulados no frecuentarían las montañas y los bosques, ya que preferían los campos abiertos para evitar a los depredadores, huir de ellos y pastar a su antojo. Además, en las cuevas no hay hierba para ellos. Hoy en día los grandes depredadores, como leones y leopardos, solo arrastran sus cadáveres unos cien metros, es decir, no los llevarían a lo alto de la sierra.

Y hay que entender que los osos, Homo, los felinos y los cánidos utilizaron las cavidades de Atapuerca como refugio temporal durante milenios: los osos como lugar de hibernación, los felinos y los cánidos como guarida, y los humanos como campamento. En resumen, todos ellos compartían estrategias carnívoras especializadas, competían por alimentos similares y frecuentaban las cuevas como lugar de descanso y protección. Por tanto, la sierra de Atapuerca representó un área de competencia ecológica entre todos aquellos depredadores. Fue muy probable que grandes felinos depredaran a humanos jóvenes e inexpertos.
Pero el argumento fundamental para los enterramientos rituales en SH fue la gran concentración de humanos en la sima. En dicho yacimiento se han encontrado los restos parciales de 28 individuos en unos cuatro metros cúbicos de excavación. La pregunta es cómo explicar esto sin necesidad de un funeral, y aquí la geología propone una explicación bastante lógica. Sabemos, por un lado, que el lapso de tiempo que hubo durante la sedimentación de los huesos humanos fue muy extenso. Según Arnold y colaboradores, la acumulación humana cubrió un periodo largo de más de 100.000 años.
Y ahí está la solución al problema de la concentración ósea de humanos en SH. Durante todo ese tiempo, la producción de arcillas que recubrió a los humanos fue muy baja. De hecho, hay diferentes costras calcíticas que separan distintos niveles de fangos. Estos espeleotemas indican aportes alternos de sedimentos durante la formación de esta asociación fósil. Es decir, el aporte sedimentario fue escaso e intermitente, un hecho que condujo a la concentración observada de los huesos.
Las arcillas de la cueva pertenecen a la escasa fracción insoluble de la caliza. Por tanto, la generación de arcilla durante la formación de cuevas es mínima. La arcilla roja del nivel DL-6 es pura y carente de aportes externos, lo que es una evidencia del origen kárstico de estos sedimentos. La idea es simple: muchos huesos entre poca arcilla produjo una elevada concentración de restos. Si a eso le sumamos un aporte intermitente, pero frecuente, de restos humanos, el resultado explicaría su concentración.
Todo lo anterior es consistente bajo tres aspectos. En primer lugar, la baja producción de sedimentos permitió una alta tasa de transporte óseo por las grutas, lo cual provocó la fragmentación y abrasión ósea observada. Ya se ha indicado que más del 24 % de los huesos están erosionados por las corrientes de agua que transportaron este primer conjunto de fósiles. En segundo lugar, es normal en niveles de condensación fósil encontrar faunas diferentes, como ocurre en SH. Y en tercer lugar, la disparidad de edades encontradas en los distintos niveles es normal, ya que transcurrieron varios milenios durante todo el proceso.

En resumen, y dadas tantas paradojas respecto al enterramiento ritual en SH, este quizá no parece consistente. Una sola interpretación no suele explicar todos los procesos naturales, ya que normalmente se encuentra implicada una red de causas. La asociación de fósiles de la Sima de los Huesos fue considerada únicamente como un lugar funerario, pero de acuerdo con esta revisión, SH se originó por diversos mecanismos. La competencia entre Homo y otros depredadores por la zona implicó que los humanos adolescentes y jóvenes resultaran víctimas de grandes depredadores.
Estos carnívoros transportaron los cadáveres a una cavidad superior de SH. En aquellos días, la cueva tenía otras entradas que actualmente están bloqueadas. Los cánidos y otros carroñeros llegaron más tarde para alimentarse de los restos. Posteriormente, las corrientes de agua produjeron la dispersión, mezcla y abrasión de aquellos restos humanos.
Durante todos esos procesos, la baja tasa de sedimentación y el suministro gradual de cadáveres produjo la concentración fósil observada en la unidad DL-6. Más tarde, cuando la cueva se cerró por hundimientos, SH quedó aislada de las cavidades circundantes. Aquellos parientes de los neandertales no parece que enterraran a sus muertos en Atapuerca; simplemente fueron depredados por otros carnívoros.
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