Hansi Flick con expresión seria frente a un fondo rojo con alambre de púas.
OPINIÓN

¿Qué hacemos con Hansi Flick?

La propuesta de ley migratoria del PSOE y Junts aviva el debate por permitir expulsiones y exigir catalán a los inmigrantes

La noticia de la semana ha sido el pacto migratorio entre el PSOE y Junts. Es decir, entre un partido supuestamente de izquierdas, pese a las muchas dudas que pueda haber al respecto, y un partido de derechas con tics racistas por aquello de la competencia con Aliança Catalana de Sílvia Orriols.

No sabría decirles, sinceramente, quién ha doblegado a quién en esto de la inmigración. Si ha sido Carles Puigdemont quien ha ganado la partida en esta ocasión, o si ha sido Pedro Sánchez quien ha colado un nuevo gol a Junts per Catalunya. Y les puedo garantizar que, en los últimos días, he hablado mucho con unos y otros.

Montaje de fotos de plano corto de Carles Puigdemont y de Pedro Sánchez, ambos con rostro neutro.

Como siempre, cuando se producen este tipo de acuerdos, todos se muestran vencedores. Todos aseguran haber impuesto su criterio. Junts dice haber conseguido la luna, con competencias “de un Estado”, según el propio Puigdemont, y el PSOE que no cambia nada, más allá de hacer partícipe a una comunidad autónoma de la gestión de algo que compete de forma única y exclusiva al Estado.

Salga adelante o no la proposición de ley que ambos partidos han registrado conjuntamente en el Congreso de los Diputados, un trámite que en ningún caso durará menos de un año y que ya cuenta con la oposición de algunos partidos imprescindibles en la votación como Podemos o Compromís, por ahora quedan claras dos cosas: que al PSOE no le ha gustado esta concesión, por los tintes racistas que se desprenden de ella, y que Junts ha hecho gala de su xenofobia.

Del proyecto de ley que socialistas y juntaires han registrado, más allá de la presencia de los Mossos en los controles fronterizos y de la posibilidad de que la Generalitat ordene la expulsión de un inmigrante ilegal, lo más destacado y lo que más ampollas ha levantado, por lo que supone, ha sido la obligación de conocer el catalán como requisito básico para otorgar un permiso de residencia a un extranjero que lo solicite.

Hombre con traje y corbata hablando frente a una bandera de España y un fondo azul.

Todo esto recuerda mucho al discurso que, durante muchos años, hicieron Sabino Arana o, en el caso catalán, Jordi Pujol. Cuando el expresidente de la Generalitat, a quien se le debe agradecer todo lo que hizo por Cataluña, atacaba diariamente a los andaluces por ser forasteros y no hablar catalán. Partiendo de esta base, pues, de cómo se han apropiado del discurso de Pujol Miriam Nogueras, Jordi Turull y Carles Puigdemont, me pregunto yo: ¿Qué hacemos con el entrenador del Barça, Hansi Flick, que no habla catalán? Entiendo que o tendrá que aprender la lengua del lugar en el que quiere vivir o tendrá que marcharse.

PD: Si hacemos caso a este discurso xenófobo de Pujol y Junts, por aquello de que es catalán quien vive y trabaja en Cataluña, ni Carles Puigdemont ni Marta Rovira lo son a día de hoy, ya que ambos han escogido vivir y trabajar fuera de nuestro país.

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