
La nueva política
El que no se adapte a la nueva forma de hacer política está más que condenado a quedar relegado a olvido

La vieja política necesitaba de medios de comunicación cómplices, que pudieran funcionar como órganos de propaganda; la nueva política no necesita de periódicos, televisiones o radios, basta el zumbido constante de las redes sociales.
La vieja política se basaba en una cierta polaridad izquierda/derecha, progresistas/conservadores; en la nueva política la izquierda apoya la guerra, la censura y al FMI, mientras que la derecha es el movimiento rebelde de la juventud. En otras palabras, el eje izquierda/derecha ya no vale para nada.
La vieja política hablaba el idioma de las ideologías y las universidades; la nueva política se expresa en memes e imágenes fake diseñadas por IA. Malos tiempos para los pedantes. En la era de la ideología se premiaba la coherencia; en la era de los memes lo único importante es abrazar la propia caricatura.

La vieja política era épica y tremebunda; la nueva política es humorística. El liderazgo es para aquellos que sepan pasar del lenguaje de trincheras al sarcasmo tuitero.
La vieja política funcionaba en ciclos de cuatro años; la nueva política no es cíclica, sino permanente. Todo es campaña electoral ahora, todo se está votando a todas horas en forma de clicks y visualizaciones.
La vieja política la hacían personas reunidas en comités o asambleas o despachos; la nueva política la hacen individuos frente a una pantalla, en su sofá o (esto no se ha estudiado lo suficiente) en la majestuosa calma del WC.
La vieja política se basaba en la representación, es decir, en la elección de representantes; la nueva política funciona en riguroso directo, como Reality Show 24/7, sin brecha de separación. Hoy vale más la total transparencia de un Trump diciendo lo primero que se le ocurre que la opacidad fúnebre de los cenáculos progresistas.
La vieja política hacía de la libertad de expresión un tema de políticos y periodistas; en la nueva política la total libertad de expresión garantiza el espectáculo. En otras palabras, la vieja política era lucha libre, la nueva política es MMA.
La vieja política tendía hacia el universalismo y el globalismo; la nueva política es local hasta la locura. Hemos pasado de los grandes relatos a aquello que ven mis propios ojos y puedo filmar con mi teléfono móvil.
Esta es la situación, querido lector, quien no se adapte, será relegado al olvido.
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