
La estafa de Escola Nova 21
Escola Nova 21 y la educación competencial en Cataluña: ¿realmente mejora los resultados académicos?
Poco después del año 2017, Escola Nova 21, y sus afines políticos, lograron grandes titulares en pro de una educación lejos de los conocimientos memorizados y cerca de unas competencias practicadas. En ello, la nueva evaluación de centros presionó a favor del modelo competencial.
Meritxell Ruiz, antigua consejera de enseñanza en Cataluña, dijo reducir el fracaso escolar con las competencias. Incluso alardeó de mejorar la media nacional, aunque luego PISA dijera lo contrario, ¿cómo explicar entonces esta contradicción? Pues con la evaluación de los institutos catalanes, el AVAC. Este informe de la Generalitat de Cataluña puntuaba al centro con una nota numérica. Si el centro aprobaba a pocos alumnos, esa nota era baja. En consecuencia, sus docentes, y si no especificaban ser evaluados individualmente, recibían menos puntos en méritos curriculares. Por lo tanto, aquellos institutos que poseían muchos alumnos con dificultades promovían un mayor número de aprobados para mejorar su evaluación y no hundir así a sus docentes en el barro.

Aquello explicaba el aumento de aprobados catalanes en Secundaria, pero su paradójico descalabro en PISA. El peligro fue que el Estado español ya estaba redactando una nueva ley, la LOMLOE, bajo el modelo catalán competencial. La pregunta, y ante aquellos hechos, fue si ¿hubo mala intención en todo ello?, ¿o simplemente tuvo malos consejeros la consejera? En ello un proyecto conseguía cada día más adeptos, y entre ellos, a la consejera.
Escola Nova 21 subió como la espuma con su mayor defensor, Eduard Vallory, y aunque algunos profesores decían que aquello estaba en manos de ideologías y no de “logías”, otros quedaron convencidos y experimentaron con los métodos propuestos. Así fue como secundaria recibió una nueva innovación desplegando la educación por competencias con boletines sin notas numéricas. Ello empezó a ocurrir en 2018, y ante la duda de si rebajarían los contenidos, la política dijo que aquello no iba a ocurrir, pero, y al final, los criterios de evaluación devinieron menos exigentes y los conocimientos se redujeron. Así en 2021, y con la LOMLOE competencial, la reducción de los conocimientos fue un hecho.
A todo lo anterior se sumaron otras corrientes educativas que defendían la no memorización en el aula. Entre ellas estaban la Plataforma Cambiemos el Bachillerato y la ya mencionada Escola Nova 21 de Eduard Vallory. Todas ellas abanderaban la innovación educativa sin saber que el proyecto Educación Nueva fue propuesto por Edmund Demolins en 1898. Posteriormente, y en 1921, lo mismo hizo la Liga Internacional de las Escuelas Nuevas, y en 1970 la Revolución Pedagógica se postulaba en iguales términos. En fin, ¿innovación educativa u olvido histórico? Pues más fracaso escolar. Los informes PISA posteriores dejaban claro el fiasco del sistema educativo español. Ante ello Eduard Vallory propuso algo demoledor, negar que tuvieran tanta validez. Vean su tweet del 6 de diciembre de 2023.
«Quién crea que mejorar los resultados en PISA es clave, quizás que se aleje de los negacionistas de las competencias…»

Es decir, Eduard Vallory acusaba de negacionistas a quienes critican sus competencias vaciadas de datos, pero él sí devenía un negacionista de los datos de PISA. Y hay que recordar que Vallory nunca impartió clases entre adolescentes, pero sí impartía cursos de cómo lo tenían que hacer los docentes.
Para animar la cosa, la Plataforma Cambiemos el Bachillerato estalló por las redes a principios de 2021. Las tres profesoras de esta iniciativa proponían que a los alumnos de Bachillerato se les dispensara de los exámenes, de memorizar y de la selectividad, algo que ya defendía Escola Nova 21 y otros durante el siglo pasado. La causa era el estrés al cual estaban sometidos los estudiantes bajo las tres razones anteriores.
La solución de esta plataforma, y de Escola Nova 21, era una enseñanza por competencias para rebajar el Bachillerato, pero aquí llegaban los malentendidos. Las llamadas competencias, y tal como estaban definidas en origen, no implicaban una rebaja de los contenidos a lograr, ni que todo se tuviera que aprender de manera distraída y lúdica, sino todo lo contrario. Además, hay que recordar que el Bachillerato es una formación voluntaria, y, por tanto, de estrés escogido; que el estrés, y en su buena medida, resulta positivo para la resiliencia de los futuros ciudadanos; que la LOMLOE de 2020 ya tenía previsto gran parte de las reclamaciones de Escola Nova 21, y que a finales del curso pasado, y con la COVID obligando a clases telemáticas, ya se facilitaron muchos títulos de Bachillerato sin competencias logradas.

En fin, quizás era preferible mejorar el Bachillerato que no cambiarlo. Si quemamos la escuela, la cambiaremos, pero dudo mucho que la hayamos mejorado. Los centros y países que obtienen mejores resultados de curso y en selectividad, y son datos de los informes PISA, son aquellos exigentes en sus currículums y sin competencias. Una educación distraída y lúdica quizás resulte muy útil en Infantil, pero en Bachillerato hace falta más exigencia. Quizás se estuviera infantilizando el Bachillerato como ya había ocurrido con la Secundaria.
Las tres profesoras de la Plataforma Cambiemos el Bachillerato pertenecían a un instituto de Escola Nova 21 (EN21), entidad que también defendía lo mismo, y en donde la innovación educativa no era mejora, solo experimentaciones con nuestros hijos. La prueba llegó de unos estudios que encontraban estéril los métodos de EN21. A inicios de 2021, el Consejo Superior de Evaluación del Sistema Educativo publicó la comparación de resultados entre el alumnado de la Red de Competencias Básicas (XBC), los de EN21 y los de los centros tradicionales.
La sorpresa fue que los resultados entre unos y otros no eran estadísticamente distintos, es decir, EN21 no había implicado ninguna de las mejoras prometidas. Además, las pequeñas diferencias que en algunos centros se podían observar a favor de EN21 eran prácticamente las mismas de cuando el programa EN21 apenas empezó. Es decir, los centros acogidos a EN21 ya obtenían los mismos resultados antes de formar parte de este proyecto.

En definitiva, EN21 no había tenido ningún efecto beneficioso en los aprendizajes del alumnado. Quizás que EN21, y sus seguidores como la Plataforma Cambiemos el Bachillerato, deberían haber reconocido estos hechos y aceptar la evidencia que sus pretendidas innovaciones no mejoraban el sistema educativo. Ellos siempre habían defendido que había que desterrar la memoria del aprendizaje, y aun así no habían mejorado sus centros. Sin memoria no hay historia, con el añadido que la memoria siempre ha sido el marcapasos de la inteligencia. Vivir sin historia es lo mismo que vivir sin memoria.
Pero PISA nos daba nuevas pistas de lo que sucedía por el país. Al comparar el sistema público competencial y el privado estructurado, el segundo obtenía mejores resultados que el público. Quizás, y ante la evidente carencia de conocimientos en la educación pública, se estaba condenando al alumnado pobre a seguir siendo pobre, es decir, mientras los hijos de las élites recibían conocimientos en sus centros privados, el resto recibía más competencias con una ESO regalada. Algunos sectores cultos vaticinan que sin conocimientos vendrá una mayor precariedad laboral y una mano de obra más barata. El Bachillerato y la Universidad ya han bajado su nivel de contenidos ante el alud pedagógico.
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