Zohran Mamdani sonriente en primer plano con fondo artístico de la ciudad de Nueva York y el Empire State Building sobre un diseño en tonos rosa y azul.
OPINIÓN

Nueva Kabul: El triunfo de la sharía woke en Nueva York

La victoria política de un socialista musulmán en Nueva York se presenta como la punta de lanza de una islamización encubierta bajo el disfraz del wokismo

La progresía occidental, en su indigencia intelectual y su ignorancia religiosa supina, ha encontrado su nueva esperanza en unos musulmanes risueños y zalameros que fingen ser socialistas y amiguetes de transexuales. Creen que el Corán es un catálogo de símbolos y metáforas inofensivas, un poemario hippie adaptable al gusto del consumidor woke. Un musulmán que defienda de verdad el socialismo o los derechos LGTBIQ+ ya habría dejado de ser musulmán: el islam ortodoxo no negocia lapidaciones, burkas ni un patriarcado que hace que el machismo sureño parezca un club de debate feminista.

En Nueva York, Zohran Mamdani —ese socialista demócrata de sonrisa impecable, nacido en Uganda y criado en el multiculturalismo neoyorquino— encarna esta farsa a la perfección. Posando de aliado LGTBIQ+ mientras coquetea con imanes y banderas arcoíris, usa el wokismo de mezquita como argucia para imponer la sharía global. Sus aliados en el Working Families Party lo venden como el mesías de la clase obrera, pero es puro teatro. Detrás de las selfies con banderas pride, acecha la agenda islámica disfrazada de “justicia social”. Bienvenidos a Nueva Kabul, donde los rascacielos de Manhattan se convierten en minaretes disfrazados de torres de oficinas y el Times Square parpadea con neones en árabe entre consignas progres.

Zohran Mamdani sonríe mientras sostiene una mano en el pecho y está frente a un micrófono, vestido con traje y corbata, con fondo oscuro.

No es casualidad. Es un plan perfectamente orquestado. Primero cayó Bélgica, con Bruselas convertida en un califato low-cost. Luego Berlín, donde las mezquitas eclipsan a la Puerta de Brandeburgo. París siguió, con banlieues que parecen suburbios de Damasco. Londres ya es un harén multicultural donde el Big Ben tañe con eco de azán. Y ahora, Nueva York se rebautiza Nueva Kabul bajo el mando de Mamdani, ese agente doble que, con su victoria históricael 4 de noviembre, sella el pacto: socialistas en cohecho con musulmanes para una guerra santa low-key, islamizando Occidente ciudad por ciudad.

El lubricante de esta operación es la sombra alargada de los petrodólares árabes, que inunda a políticos de izquierda con su avaricia por el dinero fácil. Mamdani, respaldado por Sanders y el establishment demócrata, no es un outsider; es el peón perfecto en este ajedrez. Pronto caerá Barcelona —¡aviso a navegantes catalanes!—, y con ella, el resto de Europa. No hay disparos, solo votos, sonrisas y subvenciones. La Gran Manzana ya huele a kebab halal en lugar de hot dogs.

Zohran Mamdani está de pie en un escenario detrás de un podio con el nombre Zohran y el texto for New York City, al fondo hay varias banderas y una pantalla grande con el mismo nombre y mensaje.

Esto no es progreso, es caos puro. Mientras Nueva Kabul avanza hacia la sharía woke, ¿dónde está la reciprocidad? ¿Para cuándo un alcalde neoliberal y cristiano en Teherán, predicando derechos LGTBIQ+ en las plazas de la Revolución Islámica? ¿O un Bernie Sanders de turbante en Riad, exigiendo burkas opcionales? Exacto: nunca. La izquierda grita “tolerancia” para Occidente, pero aplaude el fundamentalismo cuando viene envuelto en keffiyeh. Mamdani en NY es la prueba, un lobo en piel de cordero progre acelerando el colapso cultural.

Si no despertamos, pronto pediremos asilo en nuestras propias capitales. Nueva Kabul no es un chiste cruel; es una advertencia.

➡️ Opinión

Más noticias: