
Días difíciles para Joan Roura
Joan Roura enfrenta el desgaste de un relato que ya no encuentra héroes ni causas que lo sostengan con coherencia

Hay momentos en la vida en que todo parece ponerse cuesta arriba, fases en las que se tambalean nuestras certidumbres y los apoyos fallan. Es entonces cuando tenemos que recordar los valores que nos animan, que nos mantienen en pie y seguir hacia delante con decisión. Nunca desfallecer.
Pensemos en el pobre Joan Roura. Ha tenido que ver cómo sus amados líderes de Hamás (la “resistencia anticolonial”) han sido volados de la faz de la tierra de repente, en la flor de su juventud. Hombres buenos, decentes, que habían jurado exterminar a todos los judíos de la faz de la tierra, que vivían como millonarios en Qatar mientras ordenaban atentados, asesinatos y violaciones.

Joan, hermano, desde aquí te animamos: recuerda tus valores, es decir, el fanatismo cretinoide, la manipulación, el odio a todo lo noble y justo en esta tierra. Vendrán nuevos terroristas, como vuelve siempre la primavera. Otros llamarán al exterminio de los judíos y a la islamización de Europa y tú podrás presentarlos en TV3 como adalides de la civilización y el progreso.
Un servidor tuvo la suerte de asistir a una conferencia de Joan Roura en Palma hace un par de años. Daba gusto verle, con su pose pedante de veterano en mil batallas, con su retórica de club de caballeros, con su media melena surfera.
Ahora, por lo que dicen, anda sumido en la melancolía, cosa totalmente comprensible. Primero volaron a 300 terroristas de Hezbollah con la “operación beeper”, dejándolos cómicamente inválidos; luego Irán fue derrotado en la llamada Guerra de los Doce Días, en la que Israel tuvo el apoyo de todos los países árabes; ahora los jefes de Hamás han sido tratados de tal manera que caben todos en el cenicero de un coche. Pobre Joan.
Los problemas se le acumulan. Desde su cuenta de X, intenta hacerse eco de las gestas heroicas de la Flotilla Playmobil, pero las cuentas tampoco le salen. Primero son los videos histéricos de Hanan Alcalde, quejándose de que el barco se mueve; luego sale Ada Colau pidiendo que el Estado les proporcione una flota en condiciones para su campaña de calderetas de langosta en Menorca; luego llegan los misteriosos ataques de drones que vuelan como bengalas, caen como bengalas y arden como bengalas.

A Joan, un líder de opinión, esto no le basta. A él le gusta reivindicar a verdaderos asesinos, a verdaderos criminales y lo cierto es que los cuatro kalimotxeros de la flotilla, aparte del ridículo, no hacen gran cosa.
Tampoco le salen las cuentas, al bueno de Joan, con el tema de la Vuelta a España. De manera incomprensible, el ejército israelí no se ha rendido después de que cuatro idiotas tiraran a un ciclista al suelo o consiguieran parar un final de etapa. Realmente no se entiende. Lo normal es que hubieran depuesto las armas y suplicado clemencia, pero no.
¿Cómo podríamos animar a nuestro islamista favorito, cómo podríamos hacerle sonreír de nuevo? Busca los brotes verdes, Joan. Ayer mismo, una librería cristiana fue asaltada en Nantes por encapuchados islamistas; la semana pasada seis civiles (incluido un español) murieron en lo que TV3 llamó “un tiroteo”, que consistió en que seis amigos de Joan subieron a un autobús y comenzaron a ametrallar a todos los presentes. Antonio Baños se pasa el día llamando a la persecución civil de los “sionistas” como Orriols o Rahola. Hay motivos para la esperanza, Joan.
Además, tu sueldazo a cuenta de los contribuyentes no peligra. No hay riesgo de que tengas que dejar tus proclamas en favor del islamismo asesino para tener que ponerte a trabajar de verdad. Cuida la dieta, no tomes demasiado café. Después de cenar, un paseo, una infusión y a la cama, a soñar con el Califato. Un abrazo, Joan.
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