Las competencias de inmigración, en manos de Open Arms

Como es sabido, a cambio de seguir apoyando a Sánchez en su camino a la locura y la destrucción, Waterloo ha conseguido la delegación de las competencias de inmigración, para así poder avanzar, también en Cataluña, hacia la locura y la destrucción. Si la gestión por parte del Gobierno de Sánchez ha sido calamitosa, una vez tomen las riendas Illa y sus socios (aquí contamos a la gente de Junts x Cash, por mucha comedia que hagan) los pueblos y ciudades de Cataluña solo servirán como escenarios para rodar secuelas de Mad Max.

¿Cómo puede gestionar la inmigración quien dice que la palabra “inmigrante” es en sí misma ofensiva? Se nos enseñó que lo correcto era decir “migrante”, seguramente porque los prefijos son fascistas, pero hace poco ya quedo establecido que el término correcto era “persona en movimiento”, para distinguirla de los que estamos las 24 horas del día quietos como piedras.

¿Cómo puede gestionar la inmigración quien se dedica a felicitar el Ramadán en árabe mientras quiere sustituir la Navidad por las fiestas del solsticio de invierno? ¿Cómo puede gestionar la inmigración quien tiene en sus filas a diputadas con hiyab que dan discursos sobre “feminismo islámico”? Demasiadas preguntas sin respuesta. ¿Cómo puede gestionar la inmigración quien ha condecorado a Open Arms, organización literalmente dedicada a la ayuda a las mafias de tráfico humano?

Estamos atravesando una época de máxima confusión: se nos dice que la mera idea de defender nuestras fronteras es fascista, pero al parecer hay que seguir defendiendo las fronteras de Ucrania sin importar el coste económico ni el coste en vidas humanas. Es un tipo de lógica imposible de descifrar. Ucrania no puede ser invadida, pero nosotros no solo podemos ser invadidos, sino que hay que recibir a los invasores con los brazos abiertos. Y a eso le llamaremos “gestionar la inmigración”.

En cuanto a Puigdemont, parece decidido a hacer daño a Cataluña en todo lo posible mientras le quede un aliento de vida. Solo le queda ya, como acto final de destrucción, conseguir algún tipo de amnistía que permita el regreso de Toni Comín, para que pueda dedicarse a robar todo aquello que un ser humano es capaz de robar, sin límites, sin restricciones, viviendo su sueño en plenitud, robando de la mañana a la noche, robando a muertos y vivos, robando a viejos y a jóvenes, robando con cada fibra de su ser. 

Entendemos, que en el futuro inmediato, el metro de Barcelona será directamente gestionado por los carteristas rumanos y la Dirección General de Igualdad será puesta en manos de los violadores que vayan saliendo a la calle por la Ley del Sí es Sí. Los ludópatas gestionarán los casinos y Joan Bonanit el Palau de la Música. Suena a broma, querido lector, pero tiempo al tiempo.