O caja o faja
Esta vez parece que Carles Puigdemont no va 'de farol' y está dispuesto a llegar incluos a forzar unas elecciones
O blanco o negro. O caja o faja, como se dice en catalán. Carles Puigdemont, esta vez sí, está dispuesto a romper con el PSOE, si Pedro Sánchez no le da todo lo que pide. Y no pide precisamente poco. Aunque lo que exige no es nada nuevo. Excepto la tramitación de la cuestión de confianza, que Junts solicitó hace poco más de un mes como respuesta al incumplimiento de los acuerdos firmados a lo largo del último año, todo lo que quiere es lo que Sánchez ya se comprometió a cumplir anteriormente. Y quiere que se haga efectivo ya. De forma inmediata. No habrá una tercera prórroga.
Es cierto que los ultimátums de Puigdemont, de tantos que ha hecho, ya tienen poca credibilidad. Que demasiadas veces los ha utilizado para obtener rédito electoral, conseguir nuevas competencias, transferencias o que el PSOE cruzara líneas rojas que siempre se había negado a cruzar. Pero en esta ocasión, y quienes lo conocen desde hace más de una década creen que no está yendo 'de farol', como se dice coloquialmente. Antes del cambio de posición del PSOE en la Mesa del Congreso, aplazando por segunda vez la tramitación de la cuestión de confianza, Puigdemont ya tenía ganas de romper con Sánchez y decirle aquello de "bon vent i barca nova". Sin embargo, esta ruptura tendrá que esperar hasta el próximo mes de febrero, pues ni ellos ni el PSOE cambiarán su posición.
Todo apunta a que el matrimonio entre Junts y los socialistas caducará en unas semanas. Que se acabará el amor. Y que Pedro Sánchez tendrá que decidir si quiere resistir en La Moncloa hasta las elecciones de 2027 sin presupuestos ni posibilidad de legislar, o si por el contrario presiona el botón de unas elecciones anticipadas que no asustan a Junts. De hecho, en privado, algunos aseguran que les interesa. Que les vendría bien, en su pugna con ERC, volver a las urnas en unas generales. Sería una oportunidad para distanciarse de su principal competidor en el voto independentista y recuperar terreno frente a un PSC que hoy reina en Cataluña.
Puigdemont está enfadado. Y se nota en sus intervenciones públicas, como la del pasado viernes en Bruselas, pero también en privado. En conversaciones que personas como quien escribe hemos tenido el placer de mantener con él, sin límite de tiempo ni de temas en las últimas horas. Muy crítico con Sánchez y con Fernando Grande-Marlaska, el expresidente de la Generalitat sabe qué haría cualquier demócrata si no tiene capacidad para gobernar ni la confianza del parlamento: convocar elecciones. Por eso le reclama al presidente de España la cuestión de confianza, para provocar un adelanto electoral que, por otro lado, no sería posible salvo una moción de censura que requeriría los votos del PP, VOX y Junts; un escenario completamente imposible.
El líder de Junts ha sido claro. Diría que más claro que en todas las ocasiones en las que se ha dirigido en estos términos al Partido Socialista. Ahora habrá que ver si Sánchez está dispuesto a seguir actuando como marioneta, evidenciando de quién depende, o si planta cara con todo lo que eso conlleva. O Caja o faja. No hay otra opción. La legislatura está en la cuerda floja.
Más noticias: