Hombre sonriente con camisa de cuadros en primer plano y una iglesia de piedra al fondo
CORAZÓN

Nos adentramos en el pueblo que vio nacer y que adora Quim Masferrer: es muy especial

El presentador de 'El Foraster' siente un profundo cariño por el lugar que lo inspiró a adentrarse en la televisión

Quim Masferrer es uno de los rostros más reconocibles de la televisión catalana. Su programa El Foraster lo ha llevado por los rincones más auténticos de Cataluña, donde su empatía y su humor han sido siempre su mejor carta de presentación. 

Antes de alcanzar esa popularidad, Masferrer fue un joven con inquietud artística y mucha curiosidad por las personas. El teatro, la interpretación y la radio formaron parte de sus primeros pasos, pero su verdadera especialidad siempre fue escuchar. Esa capacidad de captar historias se refleja en cada episodio de su programa.

Un hombre sonriente arrodillado en el escenario de un teatro lleno de personas que levantan las manos celebrando juntos

Quim Masferrer ha visitado muchos pueblos desconocidos de Cataluña. Sin embargo, pocos saben cuál es el suyo, el lugar que lo motivó a llegar donde está ahora y que él sigue eligiendo cada vez que puede: Sant Feliu de Buixalleu.

Camino al corazón de La Selva

Nos adentramos en la comarca de la Selva, en el interior de Girona, alejándonos del bullicio de la costa. Sant Feliu de Buixalleu se encuentra a unos 82 km de Barcelona, lo que supone alrededor de una hora y veinte en coche, y a 25 km de Girona capital. El trayecto ofrece paisajes cambiantes, desde llanuras agrícolas hasta suaves colinas cubiertas de bosque.

Edificio antiguo de piedra con escaleras y un ciprés en la entrada bajo un cielo parcialmente nublado

El municipio no llega a los 900 habitantes, lo que le da un aire de calma que se respira en cada calle. Aquí, los saludos son costumbre y el tiempo parece medirse de otra forma. Los campos de cultivo, con cereales, huertos y prados, rodean el núcleo principal y marcan el ritmo del paisaje.

Calles, ermitas y panorámicas que serenan

Empezamos a pasear por el centro y nos encontramos con la parroquia de Sant Feliu, un edificio que conserva parte de su estructura románica. Las parroquias de Gaserans y Grions también forman parte de su patrimonio histórico y religioso, sumando testimonios de distintas épocas.

Iglesia antigua de paredes blancas con campanario rodeada de árboles y vegetación

Un poco alejados del núcleo, subimos por un sendero hasta la ermita de Santa Bàrbara, que ofrece un mirador privilegiado sobre el entorno. En días despejados se distinguen las montañas del Montseny y, en primavera, el verde es intenso. Más apartada, la ermita de Sant Segimon del Bosc invita a una pequeña excursión en la que solo se escuchan los pájaros y el viento.

Pequeña iglesia de piedra con techo de tejas rojas bajo un cielo parcialmente nublado

Castillo de Montsoriu: majestuosidad medieval

A pocos kilómetros, el Castillo de Montsoriu se alza como una de las fortalezas góticas más importantes de Cataluña. Su historia se remonta a la Edad Media, cuando fue un punto estratégico de defensa en la comarca.

Castillo de piedra en la cima de una colina rodeado de montañas y vegetación

La subida es una caminata de unos 2,5 km que recompensa con unas vistas espectaculares. Desde las murallas, se contemplan bosques infinitos y pueblos cercanos, un paisaje que parece detenido en el tiempo.

El pueblo que siempre escoge Quim Masferrer

En una entrevista, Masferrer confesó que, de todos los pueblos que ha visitado en El Foraster, siempre elegiría el suyo. “Hasta el nombre es bonito”, afirmó con orgullo. La frase resume el afecto que le guarda y la importancia que tiene en su vida personal y profesional.

En su juventud, formó parte de la comisión de fiestas, ayudando a organizar eventos junto al alcalde. Ese espíritu de comunidad y participación es el mismo que, años después, lo impulsaría a recorrer Cataluña en busca de historias.

Además, su familia tiene un restaurante allí, el restaurante Masferrer, conocido como Can Rocà. El negocio acumula más de 200 años de tradición familiar y destaca por su comida tradicional catalana.

Sant Feliu de Buixalleu no pretende ser un destino masivo. Su encanto está en la sencillez de sus calles, la riqueza de su entorno natural y la autenticidad de sus tradiciones.

Aquí se puede caminar sin prisa, charlar con los vecinos y detenerse a mirar el paisaje sin mirar el reloj. Quizá por eso, después de tantos viajes, Quim Masferrer sigue volviendo a casa con una sonrisa: porque aquí, entre montañas y silencio, late el corazón de su historia.

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