
Así es el bonito pueblo que vio nacer a Fermín López: rodeado de preciosas playas
El futbolista creció en un pequeño pueblo de Huelva antes de convertirse en una de las promesas del fútbol actual
Fermín López se ha ganado un hueco en el fútbol de élite gracias a su esfuerzo y su talento. En apenas unos años, ha pasado de jugar en la cantera a marcar goles con el primer equipo del Barça. Además, también ha conseguido títulos internacionales como el Europeo sub-21 y la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de París 2024.
Su irrupción no ha sido casual porque ya desde pequeño demostró una habilidad especial con el balón. Quienes lo conocieron en sus primeros pasos recuerdan su humildad, su capacidad de trabajo y su compromiso con el juego.

Pero más allá del césped y los estadios, hay un lugar que marcó su camino desde el principio. El Campillo, el pequeño pueblo onubense donde nació y que hoy presume con orgullo su futbolista más ilustre.
“A mis compañeros del Barcelona les hablo de mi pueblo, de la cercanía de la gente, de las playas de Huelva y de lo bien que se come aquí”, reconoció. Unas palabras que dejan entrever el arraigo que siente el futbolista con sus raíces.
El pequeño pueblo que vio nacer a Fermín López tiene un gran legado
El Campillo está situado en la comarca del Andévalo, en el norte de la provincia de Huelva. Es un municipio pequeño, de apenas 2.000 habitantes, que destaca por su tranquilidad rural y su pasado vinculado a la minería. Su historia está profundamente ligada a las explotaciones de Riotinto, que marcaron la economía y la identidad de la zona durante décadas.
A pesar de su reducido tamaño, el pueblo guarda un patrimonio sorprendente. La Iglesia Parroquial, con su curiosa fachada, es uno de los edificios más visitados del pueblo de Fermín López.
También destacan enclaves arqueológicos de gran valor. Entre ellos están el Dolmen de la Cantina, el Puente Chapa, los Escoriales de Cañadas de las Adelfas y la Necrópolis de la Moraña. Todos ellos son vestigios del pasado remoto de la región.

La vida cultural de El Campillo destaca por su energía y por el arraigo de sus tradiciones. Es habitual ver la estampa de unas calles llenas de vecinos y visitantes que celebran juntos sus fiestas populares.
Entre ellas están la Romería de la Santa Cruz, las Fiestas de San Juan, conocidas como El Pitulito, y las Fiestas Patronales de Santiago Apóstol. También se celebra el Día de la Villa, en honor a Nuestra Señora de la Granada, una jornada especialmente simbólica para el municipio.
El vínculo con El Campillo, desde el inicio
El famoso futbolista del Barça nació en El Campillo en el año 2003. Su padre era cartero y su madre trabajaba en la empresa agrícola Riotinto Fruit. Desde muy pequeño mostró un gran talento para el fútbol.
Empezó a destacar en el colegio CEIP La Rábida, donde dio sus primeros toques al balón. Luego pasó al Recreativo de Huelva, aunque solo estuvo un año. Y, poco después, ya fue fichado por el Real Betis.
Cada día viajaba de El Campillo a Sevilla para entrenar, ya que sus padres preferían que no viviese en la residencia del club. El esfuerzo fue enorme, pero no quisieron romper el vínculo del joven con su hogar. Más tarde fichó por el FC Barcelona y aprendió catalán para adaptarse, sin olvidar nunca sus raíces.

El pueblo siempre lo ha seguido de cerca. En 2023 fue nombrado Hijo Predilecto de El Campillo, y en un acto muy emotivo se anunció que la escuela de fútbol municipal pasará a llevar su nombre. Él respondió regalando chándales y botas a más de 150 niños del municipio, un gesto que fue aplaudido por todos.
Sus vecinos lo recuerdan como un chico cercano, amable y sencillo. Hoy, en su honor, ondean camisetas del Barça desde los balcones y se celebran sus triunfos como propios. El Campillo sigue siendo su casa, aunque ahora su nombre brille en los estadios más grandes de Europa.
Con cada gol que marca y cada pase que da, Fermín López no solo hace historia en el fútbol, sino que también lleva consigo el latido de un pueblo entero. Hoy, mientras su nombre resuena en los estadios de Europa, el eco más fuerte sigue siendo el de su gente, que lo espera siempre con los brazos abiertos.
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