Crítica: 'Su majestad', una comedia gamberra con buena dosis de realidad

Las sátiras monárquicas están de moda. Si hace unas semanas hablábamos de 'La vida Breve', lo nuevo de Movistar Plus+ sobre el reinado de Luis I, ahora es el turno de Prime Video de sumergirse en el terreno. Lo hace con  'Su Majestad', una serie muy gamberra con Anna Castillo y Ernesto Alterio en los papeles protagonistas.

Una serie que supone el retorno de un tándem creativo que ya ha dejado más que demostrada su eficiencia: Borja Cobeaga y Diego San José. Habiendo dirigido 'Ocho Apellidos Vascos', 'Fe de etarras' o 'Celeste' (esta última de San José en solitario), el reencuentro de los cineastas promete ser una de las series de la temporada.

Y es que,'Su Majestad', vuelve a juntar los dos puntos fuertes de los ambos: la comedia irreverente y la capacidad de crear una radiografía cínica de la realidad. A través del chascarrillo (en esta ocasión más simpático que desternillante), Cobeaga y San José plantean una crítica mordaz sobre la monarquía y el estado con unos toques de realismo inescapables.

La serie se centra en Pilar, princesa de una España moderna que debe asumir las responsabilidades de la corona después de que el escándalo de la corrupción salpique a su padre. Alfonxo XIV, interpretado por Alfonso Derqui,  se exiliará a Sudamérica al publicarse las cuentas secretas que escondía en paraisos fiscales.  Sin duda, una premisa inicial que teje desde el principio un entramado de similitudes con la realidad imposibles de ignorar.

Una serie cargada de un realismo inescapable

El problema es que Pilar no está hecha para ser reina. Mimada, fiestera y ególatra, Anna Castillo se pone en la piel de la perfecta princesa Gen Z, papel que la consolida como una de las grandes caras versátiles de la industria. A su lado, su fiel secretario Guillermo, interpretado por un gran Ernesto Alterio, que actúa como contrapeso de la protagonista. 

Lo que a priori era un personaje antipático y desagradable, el magnífico guión de 'Su Majestad' y la interpretación de Castillo pronto  lo convierten en un personaje al que quieres que las cosas le salgan bien. A lo 'Princesa por sorpresa' (con un giro macábro en el que nuestra Anne Hathaway acaba de parranda con los jueces conservadores del Supremo), vemos a Pilar  madurar y encontrar su lugar..

Más allá de ese tono crítico, la serie también funciona muy bien como un coming-of-age monárquico. Una evolución de personaje que se da de forma muy natural, conservando los claroscuros de Pilar,  tan imperfecta como rompedora.

A pesar de esto, la serie no pierde en ningún momento las ganas de burlarse de todo y de todos. No solo la casa real es fruto de los chistes, más que eficientes, que se lanzan, sino que 'Su Majestad' reparte de forma equitativa. Otros grandes damnificados son el sistema judicial o los medios de comunicación, a los que retrata como corruptos e hipócritas.

"Bueno, pues lo paramos", repite Anna Castillo en varias ocasiones acerca de las informaciones que siguen saliendo de su padre. Lo dice sin darle importancia, como si chantajear a un periódico de tirada nacional para guardar silencio fuera el pan de cada día para cualquiera. Tampoco lo hace Guillermo, quien, usualmente, es el que aporta la opinión racional frente a las locuras de la princesa.

En 'Su Majestad' nadie se salva de la crítica

Momentos ácidos como este evidencian el buen trabajo que hace la serie en señalar sin tapujos las malas praxis de aquellos en el poder. Tratos de favor, corrupción, desigualdad ante la ley... Nadie se salva en 'Su Majestad', que reparte y se burla de todo aquello que funciona mal en la sociedad.

Todo esto, acentuado hasta la médula con un sinfín de metáforas con la realidad que, aunque ayudan a aterrizar la serie al plano terrenal, en ocasiones se sienten metidas con calzador. 'Su Majestad' cuenta con  su propio príncipe Harry, un tierno príncipe inglés que abandona sus funciones. También con un rapero condenado a prisión por "injurias a la corona" (¿a alguien le suena el caso Valtonyc?) y un discurso muy similar al que pronunció una alumna de la Complutense contra Isabel Díaz Ayuso.

Nadie está a salvo de la punzante crítica de Cobeaga y San José. Una sátira cargada de humor sin pretensiones, que busca (y consigue) que te eches unas risas poniendo el punto de mira en todos esos temas que, como ciudadanos de a pie, solo nos queda ver en las noticias e indignarnos. 'Su Majestad' no cambiará el mundo, pero por lo menos nos permite reírnos de su absurdo.