Un agente de la Guardia Civil de espaldas con un chaleco que tiene el texto "Guardia Civil" y un recuadro con la imagen en blanco y negro de una persona mayor.
SUCESOS

El trágico final de María Dolores, la entrañable abuela que se esfumó sin dejar rastro

La extraña desaparición de María Dolores hace ya unos cuantos años ha llevado a un sorprendente y triste desenlace

La misteriosa desaparición de María Dolores Illan Méndez fue uno de los casos más comentados de los últimos años. Se trata de una madre y abuela de Vilassar de Mar, en Barcelona, que dejó su hogar para mudarse a Gran Canaria con su esposo. El 18 de marzo de 2020 desapareció sin dejar rastro, y su familia vivió años de incertidumbre y dolor.

Durante ese tiempo, el marido de María Dolores, Miguel Gallego Pousada, un exagente de la Guardia Civil, fue quien más habló sobre su desaparición. Sin embargo, siempre hubo dudas sobre su versión de los hechos. Pasó casi un año hasta que, en 2021, denunció su desaparición, pero los investigadores ya empezaban a sospechar que algo no encajaba.

Dos agentes de la Guardia Civil de espaldas

Una confesión que cambió todo

Este martes, el caso dio un giro inesperado; Miguel, citado a declarar como testigo, terminó confesando el asesinato de su esposa. Según su relato, todo ocurrió durante una discusión en la que se produjeron agresiones físicas. Miguel explicó que ella lo había golpeado y que, en un acto de defensa, la empujó, causando su caída y posterior muerte.

Pero la versión de Miguel no convenció a los investigadores; tras matar a su esposa, desmembró su cuerpo y dispersó las partes en varios puntos del sur de Gran Canaria. La policía, tras una exhaustiva búsqueda, logró encontrar restos humanos en diferentes lugares. A pesar de la confesión, los forenses aún están verificando si los restos corresponden a María Dolores.

Cartel de persona desaparecida con foto y detalles de María Dolores Illan Méndez, desaparecida el 18/03/2020 en San Bartolomé de Tirajana, Las Palmas, con información sobre su edad, altura, peso, color de pelo y ojos, y complexión.

Las hijas de María Dolores, que viven en Cataluña, no podían imaginar que la desaparición de su madre tuviera tal desenlace. Durante casi cinco años, esperaron respuestas, sin saber la verdad detrás de su ausencia. El dolor por su pérdida se vio agravado cuando supieron que su madre fue asesinada por quien ellas pensaban que la cuidaba.

Un dolor profundo para la toda familia

Su familia no solo ha tenido que afrontar el dolor de perderla, sino que también se enfrenta a la dolorosa revelación de que su madre fue víctima de violencia doméstica. Aunque Miguel alegó que su esposa lo agredió, la violencia no tiene justificación. Esta tragedia podría haberse evitado si se hubieran detectado señales de abuso a tiempo.

Este caso ha puesto en evidencia las consecuencias de la violencia de género en el ámbito familiar. Muchas veces, las víctimas sufren en silencio y no pueden pedir ayuda. Su muerte también es un recordatorio de que es fundamental prestar atención a las señales de alerta y actuar antes de que sea tarde.

Uno de los nuevos vehículos de la Guardia Civil, un Alfa Romeo

El caso de María Dolores también ha impactado a la comunidad que la conocía. Recordada como una mujer amable, cariñosa y siempre dispuesta a ayudar, su asesinato ha dejado una huella profunda en quienes la rodeaban. A pesar de la confesión de Miguel, la familia no podrá recuperar a la mujer que conocían y que siempre estará en sus corazones.

Aunque la justicia está avanzando en el caso, el daño ya está hecho. El sufrimiento de las hijas de María Dolores y el dolor que arrastrarán durante el resto de sus vidas no tiene reparación. Su historia será recordada como un trágico recordatorio de cómo las tragedias familiares pueden permanecer ocultas hasta que la verdad sale a la luz.

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