
Orange ya no aguanta más y desvela el plan que tenía oculto: callará muchas bocas
Orange contempla una operación que podría cambiar el futuro del sector de las telecomunicaciones en muy poco tiempo
Hace unos días, Orange sorprendió a todos al revelar su plan estratégico para hacerse con el 50% restante de MasOrange. Es decir, la otra mitad que no le corresponde. No hay que olvidar que este grupo nació tras la fusión de Orange y MásMóvil.
Este movimiento ha causado revuelo, pues de concretarse, la operadora no solo reforzaría su control sobre la empresa. También evitaría la salida a Bolsa de la misma. Un hecho que podría haber tenido grandes implicaciones para su gestión, control y costos.
El futuro de MasOrange en el aire
MasOrange, aunque recién nacida, tiene un futuro incierto. Tras la fusión de Orange y MásMóvil hace menos de un año, la compañía ha estado en la mira tanto de analistas como de los actores del mercado.

En este momento, Orange posee el 50% de las acciones de MasOrange, pero el otro 50% está en manos de Lorca Midco Ltd. Es una sociedad que agrupa a fondos de inversión estadounidenses, el fondo británico Cinven, accionistas españoles e Inveready, entre otros.
El futuro de MasOrange se encuentra entre dos caminos. Por un lado, una compra total por parte de Orange; y otro, la salida a Bolsa. Este último escenario es el que más preocupa a Orange, ya que tener una filial cotizada traería consigo numerosas complicaciones.
Contar con una empresa que cotiza en Bolsa implica obligaciones de transparencia, mayores costos administrativos y más reporting financiero. Pero sobre todo, menos libertad para gestionar la compañía a su manera.
La jugada de Orange: evitar la salida a Bolsa
Consciente de las implicaciones negativas que tendría la salida a Bolsa para la compañía, Orange ha decidido actuar rápido. El plan es adquirir el 50% de MasOrange que aún no posee, lo que le permitiría tener el control absoluto de la empresa.

Una filial cotizada puede ser un contratiempo porque las empresas deben cumplir con estrictos requerimientos regulatorios. Además, el control sobre la gestión puede verse limitado, ya que los accionistas externos podrían influir en las decisiones importantes. Para una empresa como Orange, la salida a Bolsa de MasOrange era un escenario indeseado.
Por lo tanto, la jugada del operador naranja parece clara. Es decir, hacerse con el 100% de MasOrange antes de que la compañía decida dar el paso hacia la Bolsa. De esta forma, Orange no solo evitaría los costos adicionales, sino que también mantendría la gestión de la empresa completamente en sus manos.
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