Mujer de cabello oscuro y corto hablando frente a un micrófono, vestida con una chaqueta azul y una camiseta gris, con un fondo blanco y una pantalla a la derecha.
POLÍTICA

Sílvia Orriols pone a Junts, ERC y la CUP entre la espada y la pared

La arriesgada jugada de la líder de Aliança Catalana en Ripoll deja a los partidos procesistas en un compromiso

Con la carpeta de los presupuestos de la Generalitat para 2025 casi finiquitada (y que todo apunta a que serán prorrogados), la política catalana se centra ahora en lo que pasará en Ripoll las próximas semanas.

Sí, Sílvia Orriols ha conseguido que esta localidad de 10.000 habitantes sea uno de los principales focos de la actualidad. Y es que, sin exagerar, lo que sucederá en el Ayuntamiento de Ripoll puede marcar el escenario político catalán de los próximos años.

Sílvia Orriols sentada con las manos cruzadas encima de la mesa mientras habla

Este lunes, la oposición en bloque volvió a tumbar los presupuestos del gobierno municipal de Aliança Catalana. Una vez rechazados, la alcaldesa presentó una moción de confianza, retando así a Junts, PSC, ERC y la CUP. A partir de este jueves, las fuerzas contrarias a Sílvia Orriols tendrán 30 días para acordar y presentar una moción de censura. 

Si lo consiguen (los cuatro partidos juntos tienen los votos necesarios), Orriols dejará de ser alcaldesa. Si no lo consiguen, Orriols seguirá en el cargo y, además, el presupuesto quedará automáticamente aprobado. Sin embargo, hagan lo que hagan, la actual alcaldesa saldrá ganando de un modo u otro.

Junts, PSC, ERC y la CUP, cerca de acordar una moción de censura

La arriesgada jugada de la líder de Aliança Catalana deja a la oposición en un compromiso, especialmente a los partidos procesistas. Orriols ha mandado el balón a su tejado y ahora tienen, como se dice vulgarmente, el marrón encima de la mesa. No hay opción buena. Solo hay la opción menos mala.

Montaje con un plano medio de Sílvia Orriols sonriendo y de fondo una imagen de la plaza del Ayuntamiento con un cartel de Ripoll y de fondo el monasterio de la localidad

Por ahora, la oposición ya ha dado el primer paso para pactar una moción de censura. El PSC, ERC y la CUP tienen un acuerdo desde hace dos años. De hecho, la número 1 republicana, Chantal Pérez, ya se ha postulado para encabezar lo que llaman un “gobierno de concentración”. 

En esta ecuación falta Junts, que no se sumó al pacto tripartito de izquierdas en 2023 porque exigían la alcaldía al ser la segunda fuerza más votada. Ahora parece que la situación ha cambiado. Ayer la líder juntaire en Ripoll, Maria Soldevilla, admitía en la SER que intentarán “consensuar un gobierno de concentración” con el PSC, ERC y la CUP.

Por lo tanto, todo apunta a que Sílvia Orriols tiene los días contados al frente del Ayuntamiento de Ripoll. Por lo menos, esta es la voluntad de los partidos de la oposición. Pero esto es Ripoll y hace dos años también parecía que habría acuerdo para impedir la alcaldía de Orriols y al final todo se desmoronó.

Si se repite la historia y Junts, ERC, PSC y la CUP no consiguen pactar, Sílvia Orriols aprobará automáticamente el presupuesto y verá consolidada su posición de alcaldesa. Además, la credibilidad de su oposición quedará muy tocada tras dos fracasos en menos de dos años. Si no saben ni echar a Orriols teniendo los votos necesarios, cómo van a saber gobernar la localidad, pensará más de un ciudadano de Ripoll.

En cambio, si finalmente hay acuerdo y crean este Frankenstein para desbancar a Orriols, la líder de Aliança Catalana perderá la alcaldía. Pero lo que será una derrota hoy, puede significar un triunfo para mañana. 

Primero, porque ya vimos qué pasó en Badalona cuando la oposición hizo un movimiento similar para impedir la alcaldía de Xavier Garcia Albiol. En las siguientes elecciones, el líder popular arrasó en las urnas y ahora gobierna a placer con una oposición que ni está ni se la espera. Hacer una jugada de este estilo suele despertar la empatía de la población hacia la víctima del cordón sanitario.

Segundo, porque el gobierno formado por Junts, ERC, PSC y la CUP puede ser curioso de ver. Todos tienen modelos de ciudad diferentes, algunos casi incompatibles con otros, y lo único que les une es el odio a Sílvia Orriols. Además, entre ellos no es que se lleven especialmente bien. Un gobierno que se ha formado solo para que no gobierne alguien en concreto suele tener una víctima clara: la ciudadanía, que no sabe qué rumbo toma exactamente la ciudad y el gobierno.

Y tercero, apartar a Orriols de la alcaldía es darle tiempo y argumentos para reforzar su posición, ya no solo en la política municipal, sino que también en la política catalana. Por un lado, podrá vender el argumento de que los tres partidos procesistas han preferido pactar con el PSOE (es decir, “uno de los partidos del 155”) para echar a una alcaldesa independentista. No hace falta ser un gran analista político para ver que es un argumento que le comprará más de un indepe. Por otro lado, podrá jugar justificadamente el papel de víctima. Y, finalmente, podrá erigirse -de cara a las municipales de 2027- como la única candidata con un modelo concreto de ciudad más allá del odio a otro candidato. 

En resumen, Sílvia Orriols juega con todo a favor y, con su jugada, ha puesto entre la espada y la pared no solo a la oposición en Ripoll, sino a los tres partidos procesistas a nivel de política catalana. Un win-win de manual.

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