
Una novela para explicar la realidad de 40 años de prisiones en Cataluña
‘No digas a nadie en qué trabajas’, una historia que nos habla de un sector difícil sin complacencias con nadie
Los funcionarios de prisiones están de actualidad, y no precisamente por buenas noticias. Agresiones constantes, tensiones políticas, desatención gubernamental, insultos en sede parlamentaria y, lo peor de todo, fallecidos. En la memoria del sector todavía pervive el triste recuerdo de Núria López, la cocinera que fue asesinada por un interno.
Pero, ahora, los funcionarios también estarán de actualidad cultural. Con la publicación de la novela No digas a nadie en qué trabajas, el sector penitenciario ha encontrado otra manera de dar voz a una realidad que, como la de las cárceles, no es sencilla. La obra la firma Albert Duchamp, jefe de unidad en la prisión de Quatre Camins, y cuenta con el prólogo de cuatro periodistas de sucesos muy destacados: Carlos Quílez, Guillem Ramos-Salvat, Maika Navarro y Andrea Villòria.

Una novela con vocación realista, no ideológica
La trama de la novela es ingeniosa y alejada de los estereotipos. El protagonista, un hombre con tendencias políticas anarquistas, se mete en el mundo penitenciario para ayudar a un amigo suyo, anarquista también, que está preso. A partir de aquí, el mundo de la cárcel envuelve al protagonista con una lista interminable de anécdotas, vivencias y reflexiones.
La novela viene a celebrar los 40 años del traspaso competencial de las prisiones a Cataluña. Ahora bien, no se trata de una conmemoración complaciente y solemne, como suele ser habitual en estos casos. Todo lo contrario: la novela es irreverente, dura (como duro es este sector) y crítica. De hecho, los propios funcionarios de prisiones no salen reflejados como los superhéroes que algunos dibujan. Todo es real, aunque pasado por el matiz de la literatura.
De este modo, la historia de la novela es en sí misma un ensayo sobre la labor de los funcionarios. Su gran objetivo es describir la trayectoria de estos últimos cuarenta años a través de lo más importante que tiene la literatura: la experiencia humana de los personajes.
Es una novela, en definitiva, para cualquiera que quiera asomarse a un ámbito muy real y que no suele acaparar el favor de las cámaras. Más todavía en Cataluña, alejada de la realidad durante los últimos diez años. Eso lo saben bien los funcionarios.
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