
Qué está pasando en Mataró, la ciudad con 70% más de okupaciones que la media catalana
El barrio de Cerdanyola tiene un 25% de inmigración y los vecinos llevan años denunciando su degradación
Mataró ha vuelto a vivir este lunes una noche de violencia callejera con ataques a la policía y contenedores ardiendo. Lo que está ocurriendo en esta ciudad no es aislado. Organizaciones radicales, con la complicidad de partidos políticos y medios de comunicación, llevan tiempo blanqueando la violencia y legitimando la ocupación.

Pero lo que está pasandono puede entenderse sin el contexto concreto de Mataró, una ciudad que afronta desde hace tiempo graves problemas de seguridad. De hecho, la capital del Maresme es un reflejo del proceso de degradación de toda la comarca. Una alta concentración migratoria combinada con un auge de la delincuencia y el fenómeno latente de la ocupación.
Sindicatos policiales advirtieron después de los disturbios en Salt que aquello era solo el preludio. El tiempo les está dando la razón. Y Mataró es un ejemplo de la realidad que viven muchas otras ciudades catalanas.
Qué está pasando en Mataró
Todo empezó la semana pasada, cuando los Mossos d’Esquadra detuvieron a un extranjero que intentaba okupar un piso en el barrio de Cerdanyola. La detención provocó la reacción de otros extranjeros y activistas prookupación. Hubo enfrentamientos con la policía, quema de contenedores y destrozo de mobiliario urbano.
El gobierno municipal, ostentado por el PSC, desplegó un operativo policial permanente para mantener la paz en el barrio. Pero los disturbios han continuado. Este lunes fue especialmente problemático, con unos sesenta jóvenes organizados quemando las calles y lanzando objetos a la policía y a los bomberos.

Los altercados empezaron precisamente después de una asamblea abierta del Sindicat de l’Habitatge, que culpa a la policía de la violencia. Mantienen que el problema no es la ocupación sino el problema de la vivienda y los desalojos. Las autoridades tratan de mantener el orden, pero temen que esto solo sea el principio.
Un barrio con un 25% de inmigración
Cerdanyola es la zona cero de la degradación imparable que sufren la ciudad y la comarca. Este barrio tiene un 25% de población inmigrante (7.996 extranjeros), el doble que Rocafonda, que tiene 4.157 extranjeros (18%). El barrio supera de largo el porcentaje de población extranjera de Mataró, que roza el 17%.
Este barrio, que es además el más poblado de Mataró, lleva años sufriendo un acelerado proceso de degradación. La segregación y la creación de bolsas de pobreza han aumentado los índices de criminalidad, inseguridad e incivismo. Los vecinos llevan años denunciando la situación, y esperando un plan de rehabilitación que no acaba de llegar.
Un 70% más de ocupaciones que la media
Las clases medias y altas han ido abandonando el barrio en paralelo a la llegada de personas con rentas muy bajas y un alto índice de paro. Con el paso de los años se han ido creando contracomunidades, que han abierto un espacio de impunidad para la delincuencia. El reflejo de esta nueva realidad es la alarmante proliferación de las ocupaciones.
El problema de la ocupación afecta de hecho a todo Mataró, que es la segunda capital de comarca con más allanamientos (solo por detrás de Figueres). La capital del Maresme registra 760 allanamientos por cada 100.000 habitantes, lo cual representa un 70% que la media catalana.
El problema llevó al gobierno del PSC a copiar el modelo de Albiol en Badalona, con la creación de una oficina antiokupación. Pero también ha abonado el terreno para el crecimiento de sindicatos radicales y grupos antisistema. Esto ha ido generando un caldo de cultivo que ha acabado estallando con los disturbios de estas últimas noches.
Vox y PP arrasan
La presencia de los grupos antisistema contrasta con la representación más bien exigua en estos barrios de los partidos a los que representan. La CUP y los Comuns apenas tienen representación, mientras que Vox y PP arrasan. En las últimas elecciones, Vox fue segunda fuerza y PP tercera en 8 de los 12 distritos de Mataró.
El auge de estos partidos tiene que ver precisamente con la situación límite que viven los vecinos de estos barrios. Son ciudadanos que tienen que enfrentarse diariamente a la inseguridad y los problemas de convivencia que provocan las ocupaciones. Y que mientras ven como los partidos de izquierdas niegan esta realidad y estigmatizan a quienes lo denuncian.
Vox, que no tenía representación municipal, obtuvo cuatro concejales en 2023 gracias a una efectiva campaña contra la delincuencia. El PP también entró con dos diputados. El PSC tiene ahora por delante el reto de pacificar Cerdanyola y rehabilitar este y otros barrios.
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