Tres mujeres con micrófonos en un entorno que parece un auditorio o sala de conferencias.
POLÍTICA

La izquierda catalana, retratada tras la agresión a un militante de Aliança Catalana

La CUP ha reivindicado el ataque. ERC y los Comuns, apuestan por un silencio cómplice que blanquea la violencia

Hace poco más de dos años, la política catalana se bolcó con la diputada de ERC, Najat Driouech. La dirigente republicana, musulmana que luce con orgullo el velo islámico, aseguró que unos manifestantes independentistas (que mostraban su apoyo a Laura Borràs) la habían llamado "mora de mierda" a las puertas del Parlament.

Nunca se probaron los hechos. Tampoco se filtró ningún vídeo a pesar de estar en la era de los teléfonos móviles. Incluso hubo algunos testimonios que negaron los hechos. En cualquier caso, estos supuestos hechos tuvieron especial relevancia ese verano de 2022 en la política catalana.

Primer plano de Najat Driouech, diputada de ERC

En líneas generales, representantes de la mayoría de los partidos salieron a defender a Najat Driouech aunque no hubiera pruebas. Desde Ciudadanos hasta el PSC, pasando por los Comuns o la CUP. Y, evidentemente, también de ERC. El partido que entonces estaba en el Govern aprovechó el caso para iniciar una campaña de victimismo que servía, de paso, para desgastar a Junts y a Laura Borràs.

La izquierda, retratada avalando la violencia contra adversarios políticos

Lo que pasó hace dos años y medio contrasta con lo que se ha vivido en las últimas horas. El sábado, una turba de llamados "antifascistas" agredió a varios militantes de Aliança Catalana en el barrio de Les Corts de Barcelona. Como era de esperar, una parte destacada de la clase política salió a solidarizarse con las víctimas. Alejandro Fernández (PP), Ignacio Garriga (Vox), Jordi Turull (Junts)... sin embargo, la reacción de los partidos de izquierdas ha dejado en evidencia su hipocresía. La misma izquierda que considera "violencia" mantener relaciones sexuales con un policía nacional infiltrado o un beso consentido entre Ana Polo y el periodista Quim Morales, justifican o avalan una agresión a una persona anónima que simplemente ejercía su derecho a la libre participación política.

La CUP directamente reivindicó la agresión. Claro que una de sus dirigentes, Adriana Llena, lideró el ataque a la parada de Aliança Catalana. El mismo sábado, colectivos integrados en la CUP justificaban sus actos en un comunicado. El domingo, la CUP Les Corts directamente publicaba una foto en sus redes sociales de hace 30 años del futbolista Eric Cantona dando una patada a un aficionado fascista. Mandaban así un claro mensaje de que las agresiones del sábado eran motivo de orgullo para ellos.

Adriana Llena y Laure Vega están de pie frente a un fondo amarillo con un logotipo de

Mientras ERC calla. Ni una palabra por parte de la dirección republicana ni de algunos de sus principales activistas como Tània Verge, Ruben Wagensberg o Najat Driouech. Silencio atronador de la diputada musulmana de Esquerra, así como la exconsejera de Feminismos, tan preocupada a veces por presuntas "violencias" y tan poco activas en las últimas horas para lamentar una agresión por motivos políticos.

Jéssica Albiach hablando en un podio con micrófonos en un entorno de madera.

Lo mismo con los Comuns. Son los primeros en deshumanizar al adversario político, como cuando David Cid llamó "nazi" a Sílvia Orriols en sede parlamentaria. Ahora, cuando aparecen las consecuencias de esta campaña de deshumanización, callan como si no tuvieran nada que ver.

También ha sido significativo el silencio de Salvador Illa y de Núria Parlón. Ferran Pedret, presidente del grupo parlamentario socialista, sí que condenó los hechos. Sin embargo, el president y la consejera del Interior han optado por el silencio. Un silencio que no cuadra demasiado con el lema "Un Govern de todos" que intentan impulsar desde que ocupan el Palacio de la Generalitat.

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