
Podemos desnuda las contradicciones de Junts
Los postconvergentes se abren ahora a negociar la regularización de 500.000 inmigrantes ilegales en España
Carles Puigdemont obtuvo en las elecciones de julio de 2023 y contra todo pronóstico la llave del Gobierno de España. El acuerdo de investidura con el PSOE le situó en una situación privilegiada para chantajear al Gobierno con toda clase de exigencias y concesiones. Desde entonces han asumido el riesgo de jugar siempre al límite y con la amenaza del botón rojo de la moción de censura.

Pero el exceso de confianza puede acabar contándole caro.
Podemos es un factor con el que Junts no contaba cuando anunció a bombo y platillo la delegación de las competencias de inmigración. Ahora están obligados a negociar, y todo apunta a que tendrán que pasar por el aro si quieren sacar adelante la ley.
Podemos ya ha puesto precio a sus cuatro votos, imprescindibles para desbloquear la ley del traspaso de inmigración en el Congreso de los Diputados. Los morados solo votarán a favor a cambio de la ILP para la regularización de medio millón de inmigrantes ilegales. Y Junts se ha abierto a negociar, pues no le queda otra.
Carles Puigdemont ha caído en su propia trampa. La de utilizar la política española como un juego de chantajes y transacciones al margen de las mayorías. Pero además ha contribuido a resucitar a Podemos.
Con solo cuatro diputados, los morados han encontrado al fin la grieta para librar su guerra personal con PSOE y (sobre todo) Sumar.
Una nueva crisis en el sanchismo
Junts y Podemos juegan al mismo juego, aprovechar la debilidad del Gobierno de Pedro Sánchez para superar sus propias crisis. La situación desesperada del PSOE hace que con solo siete y cuatro diputados, unos y otros puedan imponer sus exigencias al Gobierno. Lo cual supone no solo una anomalía, sino también una contradicción puesto que ambos partidos sufrieron un duro castigo en las urnas.
Tras romper con Sumar, y viendo las concesiones del PSOE a Junts, Podemos exigió el mismo trato favorable para mantener su apoyo al Gobierno. Los morados ya trataron de chantajear al Gobierno con los prupuestos. Pero el acuerdo Junts-PSOE sobre inmigración les ha brindado la oportunidad perfecta para hacer valer su posición de fuerza.

Con su amenaza de votar en contra no solo señalan la debilidad del Gobierno, sino también su irresoluble polarización ideológica. El bloque de investidura está dividido entre la izquierda (ERC, Bildu, Podemos) y la derecha (PNV y Junts). Podemos ya ha advertido varias veces al Gobierno del riesgo de dejarse arrastrar por PNV y Junts en decretos como la vivienda o las eléctricas.
Pero Sánchez se encuentra atado de pies y manos por el miedo a que Junts se acerque a PP para una posible moción de censura. Esta nueva disputa en torno a la inmigración, con Podemos acusando a Junts de racistas, abre una nueva crisis en el sanchismo.
Podemos desnuda las contradicciones de Junts
Podemos ha desnudado también las contradicciones de Junts. Sin su afrenta los postconvergentes habrían podido vender más o menos su relato, pero ahora se ven obligados a hacer concesiones. La regularización de medio millón de inmigrantes dejaría en evidencia a Junts, que está intentando marcar un perfil conservador en Cataluña para competir con Sílvia Orriols.
Y este no es el único problema para Junts. El anuncio del traspaso fue inicialmente bien recibido por una parte importante de la opinión pública en Cataluña. Pero a medida que han ido pasando las horas se han empezado a ver las costuras al plan de los juntaires.
Las críticas más duras vuelven a venir una vez más del independentismo resentido con el procesismo y con Puigdemont. Que le medida de Junts acabe dependiendo de Podemos y de los recursos de PP y Vox en el Tribunal Constitucional demuestra la dependencia de España. Además, desconfían del "traspaso integral" y, como el acuerdo de ERC con Rodalies, ven otro engaño del Gobierno al procesismo.
Más noticias: