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POLÍTICA

Deriva ideológica, manipulación y sobrecoste: la crisis de la BBC que tiene sus ecos en TV3

Los medios públicos han quedado reducidos a meros instrumentos ideológicos en manos del poder

La crisis abierta en la Corporación Catalana de Medios Audiovisuales de Cataluña (CCMA) no es un caso aislado. El escándalo que ha estallado en la BBC, y que ha acarreado la dimisión de dos directores generales, pone en evidencia la crisis generalizada de los medios públicos. El motivo es el sesgo ideológico y el control informativo por parte de los gobiernos, además de su sobrecoste.

Los ciudadanos están hartos de pagar cada vez más por unos medios de comunicación públicos cada vez más sectarios y de menos calidad. Medios en los cuales el deber de la pluralidad y la neutralidad ha sido sustituido por la censura y la manipulación al servicio del poder.

Dos personas sonríen mientras conversan sentadas en una mesa de reunión, una de ellas sostiene un bolígrafo y la otra lleva gafas y un saco blanco, frente a ellas hay un cartel con un nombre y una laptop.

El origen de la polémica en la BBC es la manipulación de un discurso de Donald Trump para trasladar una idea equivocada de él. Los responsables de la cadena eludieron algunas frases y sacaron otras de contexto para hacer creer que Trump llamaba a la violencia en Estados Unidos. Tras la amaneaza de Trump de emprender acciones legales, la cadena ha admitido el error y han dimitido la directora general de Noticias (Deborah Turness) y el director general de la corporación (Tim Davie).

En Cataluña no dimite nadie, como es costumbre, pero los responsables de la Corporación, de TV3 y de Catalunya Ràdio, también están en el punto de mira. Y los motivos son los mismos: el coste millonario de mantener unos medios públicos que censuran opciones políticas y manipulan a conciencia para beneficiar al establishment en apuros.

La BBC y TV3, realidades paralelas

Tras el escándalo de la BBC con Donald Trump, hay quien se ha acordado del reciente editorial de Ricard Ustrell en Catalunya Ràdio sacando de contexto las frases de Sílvia Orriols en el Parlament. En su caso no se cortó, y llamó directamente racista y fascista a la diputada de Aliança Catalana. A diferencia de la televisión británica, aquí nadie ha pedido disculpas, y mucho menos dimitir. 

Al contrario, la directora general de la Corporación, Rosa Romà, utilizó el prime time del sábado en TV3 para justificarse y defender su posición. Su aparición responde a las críticas por sus decisiones y a la pérdida de mayoría en el consejo de gobierno por la retirada del apoyo de Junts.

Aunque la BBC ha reconocido el error con el documental sobre Trump, también ha negado que el canal tenga un sesgo institucional. Pero las acusaciones no vienen solo de los espectadores, sino también de una parte de la plantilla que cuestiona la imparcialidad en temas como el conflicto en Próximo Oriente. El sesgo pro-Hamás vuelve a trazar una realidad paralela entre la BBC y TV3.

En TV3, el sesgo se evidencia con la orientación propalestina y la demonización de líderes como Trump o Milei -en contraste con la connivencia con Maduro o los líderes islámicos. Pero también se ve en la sobrerrepresentación de temas como la vivienda, la inmigración y la extrema derecha, siempre con una misma orientación. Los últimos informes también señalan un reparto desproporcionado de los espacios para los partidos políticos: Vox y Aliança Catalana, apenas aparecen.

Ideología por un tubo a precio de oro

Medios públicos como la BBC y TVE o TV3 se han convertido en máquinas ideológicas al servicio del establishment para frenar su hundimiento. Los espectadores no solo están condenados a tragarse esa sobredosis de ideología, sino que además lo hacen a precio de oro. 

En el caso de la BBC, el precio es desorbitado. La televisión pública británica se financia con un impuesto individual de 200 euros anuales por cada ciudadano. El escándalo ha servido precisamente para abordar el tema del sobrecoste, y el Gobierno británico ha iniciado negociaciones para redefinir el impuesto ciudadano por el mantenimiento de los medios públicos. 

En TV3 el aumento del sectarismo ideológico y la pérdida de calidad ha sido proporcional al incremento del coste del servicio. El Govern de Pere Aragonès fue el primero en subir sustancialmente el presupuesto, y el PSC ha seguido en esta línea. En 2024 el presupuesto total para la Corporación fue de aproximadamente 373,5 millones de euros.

En Cataluña el debate de los medios de comunicación públicos incluye también la pérdida de calidad de los contenidos y el tema de la lengua. Esto ha derivado en una pérdida alarmante de espectadores y de prestigio para un canal que siempre fue símbolo de Cataluña. 

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