Dos hombres sentados en sillones conversan en una oficina con una bandera catalana y europea de fondo.
POLÍTICA

De Calella a Vic: las secciones locales de Junts marcan el paso contra la inseguridad

Los líderes de la formación en Figueres, Manresa, Cabrera o Sant Cugat hablan y actúan sin complejos

La etapa del postprocés en Cataluña ha acelerado las contradicciones de los partidos procesistas, especialmente de Junts. Carles Puigdemont ha retomado el control absoluto del partido para impulsar un giro ideológico a la derecha. Pero el intento de reconvertir Junts en un partido de orden choca a menudo con sus reminiscencias progres. 

Dentro del partido persisten varias sensibilidades desde la izquierda tocante a ERC hasta la derecha limítrofe con Aliança Catalana. Esto ha acentuado la bipolaridad de Junts. Mientras en Madrid se escora a la derecha, en la política nacional catalana se deja arrastrar por PSC, ERC, Comuns y Junts.

El tema de la seguridad y la inmigración es el mejor ejemplo de la bipolaridad entre un Junts encorsetado y otro desacomplejado. La distancia se evidencia sobre todo entre la ejecutiva nacional del partido y las secciones locales. 

El Maresme, zona cero

Los alcaldes de Junts en el Maresme fueron los primeros en alzar la voz sobre el problema de la seguridad y la inmigración irregular.

Ciudades como Calella o Pineda recibían grandes contingentes de inmigrantes ilegales que eran alojados con nocturnidad en los hoteles de la costa. Al mismo tiempo crecía la delincuencia, con bandas de jóvenes que sembraban el caos con total impunidad.

Marc Buch, alcalde de Calella, impulsó la petición de una reforma penal para endurecer los castigos.

Primer plano de Marc Buch con traje mirando fíjamente a cámara

Otro alcalde pionero ha sido el de Cabrera de Mar, Óscar Fernández, que ha conseguido bajar los delitos más de un 50% en tiempo récord. La fórmula, sencilla: aumentar efectivos policiales, llevarlos a las zonas más peligrosas, utilizar la tecnología y poner más videovigilancia.

Un hombre joven con cabello rizado mira a la cámara con una expresión neutral, detrás de él hay varias banderas y un retrato enmarcado en la pared.

Un referente de la línea dura de Junts con la seguridad y la inmigración es Jordi Maquef, alcalde de Figueres. También alzó la voz para pedir medidas duras contra la multirreincidencia. Criticó la permisividad imperante en Cataluña, y aprobó armar a la policía con pistolas táser y gas pimienta.

Un hombre con gafas y auriculares está hablando frente a un micrófono en una calle con árboles y carteles al fondo.

Vic tompe el cordón sanitario

Una de las zonas más castigadas por la inseguridad es la Cataluña central. Ciudades como Vic y Manresa lideran los rankings de delincuencia. El alcalde de Vic, Albert Castells, fue pionero en romper el cordón sanitario con Plataforma per Catalunya, y acompañó a la comitiva de Junts al Congreso para pedir la reforma del código penal. 

El líder de Junts en la oposición de Manresa, Ramon Bacardit, abandera el discurso más duro contra la okupación, la inseguridad y el islamismo. También las secciones locales de Junts en Manlleu e Igualada han endurecido sus discursos. Y hay decenas de municipios donde Junts lidera la lucha contra la okupación y la inseguridad sin complejos.

Otro ejemplo reciente es el de Junts Sant Cugat, que ha trasladado a Carles Puigdemont su voluntad de subir nuevamente a 10 el mínimo de años empadronado para acceder a una vivienda pública. 

Los complejos de Junts

La dirección de Junts ampara e incluso apoya estos discursos porque sabe que le puede dar rédito en su competencia contra Aliança Catalana. Pero al mismo tiempo apoya los cordones sanitarios en el Parlament y vota en contra de mociones para endurecer las penas o frenar la inmigración ilegal.

Los dirigentes de Junts un día dicen que quieren las competencias de inmigración para ponerse duros, y al día siguiente que las quieren para cerrar los CIE. Ante la desorientación, los alcaldes, que son quienes pisan el terreno todos los días, marcan el camino para recuperar un proyecto de orden.

Esto explica que mientras líderes locales de Junts piden más mano dura para castigar a los delincuentes y frenar la inmigración ilegal, en el Parlament diputados como Agustí Colomines vean la extrema derecha por todas partes y propongan cursos de derechos humanos para los imanes salafistas.

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