Hombre de cabello corto y canoso con traje oscuro y corbata, sonriendo mientras habla en un micrófono en un entorno elegante y formal
POLÍTICA

El as en la manga de Pedro Sánchez para convencer a Carles Puigdemont: 4.500 millones en juego

La situación era previsible: si Junts no ha roto de verdad, el PSOE entiende que todavía hay margen para el humo

Pedro Sánchez ha encontrado el movimiento con el que pretende salvar una legislatura al borde del colapso. El presidente prepara una jugada de alto riesgo: usar la nueva financiación autonómica como herramienta de presión sobre Junts. En el tablero hay 4.500 millones de euros anuales para Cataluña, una cifra que, según explica El Confidencial, Puigdemont no podrá rechazar sin pagar un coste político enorme.

El plan se desarrollará a lo largo de los próximos dos años y servirá, además, para dar contenido político a un mandato que camina sin presupuestos. Moncloa busca así acercar al independentismo moderado mientras desactiva el ultimátum lanzado por la portavoz de Junts. Según prometió Míriam Nogueras, Junts vetará todas las leyes del Ejecutivo.

Dos personas conversan en un entorno formal, inclinadas hacia adelante para hablar en privado

Entre la espada y la pared

La operación se plantea como un órdago calculado. Sánchez quiere situar a Junts ante una disyuntiva política y moral: aprobar el nuevo modelo de financiación o negarlo y asumir el coste de dejar a Cataluña sin esos fondos. El presidente de la Generalitat, Salvador Illa, se encargará de subrayar públicamente esa contradicción.

Desde el PSC recuerdan que el dinero serviría para mejorar servicios públicos, educación y sanidad. Ante esto, saldrán con que Junts deberá explicar por qué rechaza un acuerdo que beneficia directamente a los catalanes. Es decir, lo de siempre: el PSOE gana tiempo con presión económica.

El calendario que maneja Hacienda prevé un nuevo Consejo de Política Fiscal y Financiera en noviembre, en el que María Jesús Montero presentará las líneas maestras del sistema. El plan incluye la modificación de la LOFCA y una nueva ley de financiación autonómica, con su aprobación final prevista para el primer trimestre de 2027, en plena precampaña electoral.

Hombre de cabello canoso y gafas hablando en un podio con fondo verde y micrófonos frente a él

Pese a las amenazas de ruptura, en Moncloa se da por hecho que Junts acabará votando a favor, adelanta El Confidencial. La dirección socialista recuerda la secuencia de la ley de amnistía: oposición frontal inicial, negociación teatralizada y voto afirmativo final. “Si se atreven, que voten no”, repiten en el entorno de Sánchez.

El tablero general: presión sobre todos los frentes

La estrategia no solo apunta a Junts, sino que también tiene una lectura nacional. Moncloa prevé aprovechar el nuevo modelo para acumular desgaste sobre el PP en las comunidades gobernadas por los populares. Presidentes autonómicos como Juanma Moreno Bonilla o Carlos Mazón ya han rechazado la condonación parcial de la deuda, pero difícilmente podrán oponerse a un reparto que aumente los recursos de sus territorios.

Mientras tanto, en Génova se mantiene la calma. Alberto Núñez Feijóo descarta pactar una moción de censura con Junts, convencido de que el tiempo juega a su favor. En el PP creen que Puigdemont sobreactúa para retener votantes ante el ascenso de Aliança Catalana, pero que no está dispuesto a romper del todo con Sánchez.

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