
Confirmado: Decisión de última hora del Vaticano con el Papa Francisco
El Pontífice ya descansa fuera del hospital, pero su recuperación debe seguir unas estrictas medidas de protección
El Papa Francisco ya ha recibido el alta hospitalaria y ahora todas las miradas se centran en dónde y cómo seguirá con su recuperación. Su aparición del pasado fin de semana denota que todavía necesita cuidados y que su estado de salud sigue siendo un poco delicado. Por ello, desde el Vaticano han decidido tomar una contundente decisión de última hora.
El principal objetivo del Vaticano es proteger lo máximo posible al Pontífice. Para conseguirlo, el apartamento del Papa Francisco en la residencia de Santa Marta se ha convertido en un auténtico “búnker”. Tras recibir el alta hospitalaria, se han impuesto varias estrictas medidas de aislamiento en el hogar del Papa Francisco, según La Razón.

Solo un pequeño grupo de personas con autorización podrá acceder a la zona. Mientras, el Pontífice, de 88 años, inicia su recuperación desde el calor de su hogar con el fin de superar la neumonía bilateral que le mantuvo ingresado durante 38 días.
El Papa Francisco emociona con su salida del hospital
Apenas pasaban dos minutos del mediodía cuando la silueta del Papa Francisco apareció en una de las habitaciones del centro médico. En silla de ruedas, con el rostro hinchado, pero sonriente, el Papa saludó y bendijo a la multitud congregada en las puertas del hospital. Durante su breve aparición, levantó el pulgar en señal de victoria y apretó su mano derecha en un gesto de fortaleza.
Todo ello tras haber superado momentos críticos en los que su vida corrió peligro. El Pontífice no tenía previsto hablar, pero la emoción del momento le llevó a dirigirse a las más de 3.000 personas que le vitoreaban. “¡Gracias a todos!”, exclamó con voz ronca y dificultades para respirar, pero con mejor dicción que la que tuvo hace semanas.

Uno de los momentos más especiales fue cuando reconoció entre la multitud a Carmela Mancuso, una calabresa de 78 años que ha rezado cada día por él durante su ingreso. “Veo a esta señora con las flores amarillas. ¡Brava!”, exclamó, cerrando así su breve discurso de apenas 90 segundos.
Minutos después, el Papa Francisco abandonó el hospital en un Fiat 500L. Antes de regresar en el Vaticano, paró en la Basílica de Santa María la Mayor para rezar ante la imagen de la Salus Populi Romani. Un icono al que acude en los momentos más difíciles de su Pontificado.
Una recuperación que sigue su curso
Ya en el Vaticano, comenzó su período de aislamiento en la residencia de Santa Marta, con medidas de seguridad extremas para evitar riesgos en su proceso de recuperación. Durante las próximas semanas, el acceso a la segunda planta de la residencia estará restringido al máximo. De esta forma, se garantizará la tranquilidad y el descanso del Santo Padre mientras combate la infección polimicrobiana que todavía padece.
Con una agenda reducida y la atención médica constante, el Papa Francisco afronta ahora un desafío diferente. El de la paciencia y la recuperación, en un ‘búnker’ dispuesto para proteger su salud. Mientras, el mundo entero seguirá rezando por él.
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