China construye una nueva muralla de más de 4.000 kilómetros y el resultado es mágico
China apuesta por una gran muralla verde y el resultado es espectacular
China ha logrado lo impensable: construir una carretera de 550 kilómetros que cruza un desierto. Para ello, ha creado un bosque en medio de la nada en una hazaña que es parte de un plan aún mayor: la Gran Muralla Verde. Se trata del proyecto de reforestación más grande del mundo. Su meta es frenar la desertificación, un problema que afecta a millones de personas y la iniciativa abarca 4.500 kilómetros y continuará hasta 2050.
China enfrenta un enemigo persistente: la desertificación, ya que más del 27% de su superficie es desierto. Este problema afecta directamente a 400 millones de personas. Cada año, el país pierde 2.300 kilómetros cuadrados de tierras cultivables.
Las causas son variadas, como la erosión eólica es la principal, provocada por la falta de vegetación. También influye la erosión hídrica, común en la meseta de Loess. Otras causas son la salinización, por el mal manejo del agua, y la desertificación de rocas, visible en zonas del suroeste.
Feng Wang, experto de la Academia Forestal de China, lo resume así: "El problema es la sobrepoblación en tierras secas. Esto supera la capacidad ecológica de estas zonas".
La Gran Muralla Verde de China
En 1978, China comenzó a plantar árboles para frenar el avance del desierto de Gobi y ese fue el origen de la Gran Muralla Verde. Lo que empezó como un esfuerzo para detener el desierto, ahora es mucho más. El proyecto busca crear un cinturón verde de 4.500 kilómetros. Este "muro" estabiliza el suelo, combate tormentas de arena y mejora los ecosistemas e incluye infraestructuras como la carretera que cruza el desierto.
China consigue resultados
Tras décadas de trabajo, los logros son claros: según el gobierno chino, miles de dunas han sido estabilizadas y las tormentas de arena han disminuido drásticamente. En Pekín, se redujeron un 70% entre 2008 y 2018. La cobertura forestal también ha crecido. Más de 158.000 kilómetros cuadrados se han convertido en bosques, según la Academia China de Ciencias.
Los árboles elegidos, como el Enterolobium cyclocarpum, son ideales para estas condiciones. Estos bosques no solo detienen la desertificación. También absorben carbono. Entre 1978 y 2017, han capturado un 5% de las emisiones industriales de CO2 del país.
China está liderando el combate contra la desertificación y su Gran Muralla Verde es un ejemplo para otros países. Con planificación y compromiso, es posible revertir el daño ambiental. La carretera de 550 kilómetros demuestra que transformar desiertos en bosques es una meta alcanzable. Este esfuerzo global es esencial para proteger el futuro de nuestro planeta.
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