Una mujer con expresión de sorpresa se cubre la boca con la mano en una oficina moderna.
CONSUMO

Saltan las alarmas en esta famosa empresa de Cataluña: los clientes estallan de rabia

Los clientes denuncian cambios totalmente inesperados en las condiciones de uso de los servicios que habían pagado

Recientemente, una situación ha puesto en jaque a una de las empresas más conocidas de Cataluña. Un número creciente de clientes ha comenzado a manifestar su descontento con ciertas prácticas comerciales que, según denuncian, afectan a cientos de personas. Este malestar está ganando terreno, y la polémica sobre el trato recibido está tomando cada vez más fuerza.

Hablamos de la cadena de gimnasios DiR, que recibe acusaciones van desde cargos imprevistos hasta restricciones en servicios previamente prometidos. Los usuarios sienten que están siendo víctimas de una estrategia comercial que no se corresponde con lo que les fue ofrecido inicialmente. Este escándalo está dejando claro que las promesas de acceso ilimitado y servicios gratuitos no se están cumpliendo como se esperaba.

Un muro verde con plantas y el texto

El auge de las quejas y la demanda colectiva

Un grupo de aproximadamente 850 socios ha comenzado a organizarse tras descubrir que se les imponen cobros adicionales no contemplados en sus contratos. Muchos de estas personas habían pagado grandes sumas por acceso vitalicio y sin cuotas mensuales.

Sin embargo, desde hace un tiempo, estos clientes están viendo cómo les cargan costos adicionales. Los conceptos suelen ser muy variados, como el suministro eléctrico o el uso de determinadas instalaciones, como es el caso de las pistas de pádel.

J. A., uno de los afectados, pagó cerca de 6.000 euros en 2016 para disfrutar de acceso ilimitado y sin mensualidades en un gimnasio DiR. Sin embargo, asegura que desde 2022 comenzó a recibir cargos mensuales por el suministro eléctrico.

El motivo alegado fue la crisis energética derivada de la guerra en Ucrania. Esta modificación, que afecta a otros socios, ha hecho que los usuarios se sientan engañados por la cadena.

Piscina cubierta iluminada con techo de vidrio y varias personas nadando.

Además, otros socios han denunciado una serie de restricciones absurdas sobre los servicios a los que podían acceder. Les dijeron que disfrutarían de actividades como spinning o piscina sin limitaciones, pero ahora tienen restricciones como asistir solo a una clase al día o usar una sola vez la piscina. Estas situaciones están llevando a muchos a buscar soluciones legales.

DiR, una de las principales cadenas de gimnasios de Cataluña

La cadena DiR, que cuenta con más de 94.000 socios y prevé superar los 100.000, se defiende bajo la premisa de que ciertos cambios son necesarios debido a su "masificación". Sin embargo, muchos de los afectados consideran que estas modificaciones no son más que una excusa para aumentar sus ingresos. De hecho, desde enero de este año, los clientes tienen que pagar tres euros adicionales por el uso de las pistas de pádel y 1,40 euros más por la iluminación nocturna.

Sala de gimnasio con numerosas bicicletas estáticas para spinning.

Este tipo de prácticas ha llevado a varios socios a organizarse e interponer una demanda colectiva. El abogado Pau Davy estima que entre 200 y 300 socios se unirían a la denuncia por cobros indebidos e indemnización por publicidad engañosa. La Agencia Catalana de Consumo ya ha mostrado interés en el caso y se reunirá con el abogado para discutir posibles soluciones.

El caso sigue en evolución, y muchos usuarios ya se han expresado públicamente sobre su frustración. Sin embargo, el gimnasio parece mantener su postura, recordando a los clientes que pueden darse de baja si no están conformes con las nuevas condiciones.

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