Hombre con expresión de sorpresa y preocupación en una tienda de flores con un círculo que destaca una imagen borrosa en el fondo.
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La conocida tienda que cierra puertas para siempre en Cataluña: 38 años de historia

La floristería Llorenç cierra tras casi cuatro décadas abierta en Tarragona, dejando una huella profunda en la ciudad

En el corazón de Tarragona, un pequeño rincón de la Parte Alta se queda huérfano. Tras casi cuatro décadas de historia, la floristería Llorenç ha cerrado definitivamente sus puertas, dejando atrás una tienda que para muchos no era solo una floristería, sino un lugar de encuentro. Con la jubilación de Llorenç Belencoso, llega el adiós a un comercio que fue mucho más que una floristería.

La noticia ha recorrido rápidamente el barrio, donde la tienda se había convertido en un referente no solo para los vecinos, sino también para los visitantes que llegaban a la ciudad. Este cierre marca el fin de una etapa para el comercio local de Tarragona.

Una floristería con una variedad de plantas y flores en exhibición en la entrada y una persona atendiendo en el interior.

Una floristería que nació casi por casualidad

En 1987, Llorenç, con apenas 27 años, decidió abrir su floristería en la emblemática calle Major de Tarragona. Aunque en sus primeros años no imaginaba que este sería su futuro, su pasión por las flores y su carisma pronto lo convirtieron en un vecino querido y respetado por todos. La tienda, que ocupaba el espacio de un antiguo café, se fue haciendo un hueco en el corazón de la comunidad.

Desde el primer día, Llorenç ofreció algo más que productos: ofreció su tiempo, su sonrisa y un trato cercano que hizo que sus clientes. Y así, durante casi 40 años, la floristería Llorenç se mantuvo como un pilar del barrio, según explica Crónica Global. Adaptándose a los cambios, pero siempre con esa esencia de trato personal que la hacía única.

Una persona arreglando un ramo de flores con una variedad de flores de colores en primer plano.

Un legado que va más allá de las flores

Lo que realmente diferenciaba a esta floristería de otras era la figura de Llorenç. Su capacidad para conectar con la gente, su gran dedicación a la floristería y al bienestar de los demás, hicieron que la tienda se convirtiera en un espacio de encuentro. Y no solo se trataba de vender ramos o coronas, sino de ofrecer una conversación, un consejo o simplemente un gesto amable.

Su huella en Tarragona es profunda, y su partida deja un vacío que será difícil de llenar. Aunque Llorenç Belencoso se ha retirado para disfrutar de su merecida jubilación, los recuerdos y las flores que decoraron su tienda seguirán siendo parte de la historia de la ciudad.

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