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POLÍTICA

ERC, atrapada en su propio laberinto

Los republicanos dan marcha atrás tras haber sembrado las dudas con el consorcio tributario

Oriol Junqueras tiene la difícil misión de aparentar dureza con el PSC mientras mantiene a toda costa el gobierno de Salvador Illa. Esto está llevando a los republicanos a ahogarse en su propia contradicción. El mejor ejemplo, la enmienda a su propia propuesta del consorcio tributario para salir del atolladero de la financiación singular.

Dos personas con gafas y ropa formal, una mujer con cabello rizado y un hombre con cabello lacio, posan frente a un fondo borroso.

El problema nace de que los republicanos pusieron en las negociaciones de investidura un listón demasiado alto para el PSC. Y ahora se encuentran atrapados en su propio laberinto.

Tienen que defender la exigencia del cumplimiento de los acuerdos a sabiendas de que la mayoría no se podrán cumplir.

ERC arrancó a los socialistas la promesa de la financiación singular, que vendieron como un avance histórico hacia la independencia de Cataluña. No solo eso, sino que obligaron al PSC a firmar un ambicioso calendario con el traspaso de la plena recaudación de impuestos a la hacienda catalana en 2025.

Ante la evidencia de que esto no se podrá hacer, ERC abrió la puerta ahora a la fórmula intermedia del consorcio.

Rectificación e improvisación

La noticia publicada ayer por ayer por el Diari Ara levantó una gran polvareda. Sobre todo porque los republicanos habían sido muy explícitos en el rechazo de esta fórmula durante las negociaciones de investidura. Dijeron que el consorcio era una “operación de maquillaje” que reconocía de facto la “minoría de edad” de Cataluña en su relación con España.

La inclusión del consorcio tributario en la potencia congresual de ERC del 15-16 de marzo abría claramente la puerta a esta opción como fórmula intermedia. En la práctica, suponía reconocer la imposibilidad de implementar la hacienda catalana este 2025. Y renunciar a la financiación singular y la plena soberanía fiscal a corto y medio plazo.

Ante el revuelo generado, la dirección de ERC ha presentado una enmienda a su propia propuesta.

La secretaria general y mano derecha de Junqueras, Elisenda Alamany, compareció ayer para decir que renuncian al consorcio y vuelven a la casilla de salida.

Atrapados en el laberinto

Esquerra demuestra que está atrapada en su propio laberinto, teniendo que exigir al PSC el cumplimiento de acuerdos que no se van a poder cumplir.

Por un lado está la necesidad de Oriol Junqueras de demostrar que los votos de ERC no son un cheque en blanco al PSC. Tras ser reelegido subió el tono de las exigencias. Amenazó con romper con los gobiernos en Madrid y en Cataluña, e incluso se negó a negociar los presupuestos de 2025 con el Govern.

Pero por otro lado está la necesidad de mantener con vida al Govern de Salvador Illa para evitar unas nuevas elecciones.

Dos hombres conversando en un entorno formal con personas al fondo.

El gobierno del PSC les ofrece la posibilidad de ser influyentes mientras tratan de superar el momento de extrema debilidad en el que se encuentran. Pero a su vez el PSC aprovecha la debilidad de los republicanos para asegurarse su apoyo sin tener que hacer demasiadas concesiones. 

ERC se encuentra así en una posición parecida a la de Junts, incapaz de romper con el Gobierno de Pedro Sánchez pese al incumplimiento reiterado de sus promesas.  

Junqueras quiere imponer su modelo de partido

Con su renuncia a la financiación singular, los republicanos demuestran que pese a la gesticulación mantendrán su fidelidad a Salvador Illa pase lo que pase. El siguiente paso será el congreso de ERC en marzo, donde Oriol Junqueras quiere impulsar su cambio de modelo del partido. Para ello utiliza a Joan Tardà, que mediante la creación de una corriente de izquierdas quiere abrir el partido a nuevos sectores más allá del independentismo.

En el congreso se debatirán varias ponencias, una de las cuales pretendía colar el consorcio tributario. ERC retirará la propuesta tras el revuelo causado, lo cual no deja de evidenciar que están atrapados en su propia trampa. 

Este modelo acerca a ERC más al PSC y Comuns que a Junts y la CUP. Junqueras fue claro al decir que quería convertir Esquerra en el nuevo partido laborista de Cataluña. Para ello está dispuesto a renunciar incluso a la financiación singular, aunque luego se haya desdicho por la necesidad de seguir aparentando.

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