Un grupo de personas en una sala de reuniones con retratos en las paredes y una bandera detrás de una mesa central.
POLÍTICA

La CUP aprueba los presupuestos al PSC en un ayuntamiento catalán

La CUP está inmersa en una nueva estrategia que implica establecer alianzas parlamentarias con otros partidos

La política municipal siempre trae muchas sorpresas que serían impensables fuera de un ayuntamiento. En Cataluña hay varios ejemplos destacados. Uno de los más claros es la alcaldía de Xavier García Albiol en Badalona. Y hace poco también vimos otro caso llamativo en Terrassa, donde acusaban a ERC de aliarse con Vox para hacer una moción de censura contra el alcalde.

El último ejemplo llamativo nos viene desde Vilafranca, donde el gobierno municipal del PSC ha conseguido aprobar las cuentas gracias a la CUP. En la más clásica tradición cupaire, los antisistema no revelaban el sentido de su voto, que era determinante. Pero finalmente, y para sorpresa de todos, uno de sus regidores votó a favor y el otro se abstuvo.

Esto condujo a una segunda votación en la que el voto del alcalde era un voto de calidad que podía desempatar. Esto es doblemente llamativo si se tiene en cuenta que es la primera vez que la CUP aprueba unos presupuestos en el Ayuntamiento de Vilafranca.

Desde la CUP han explicado que son conscientes de su contradicción, pero que querían aprovechar “la ventana de oportunidades que implica un govern en minoría”. Es decir, dar sus votos a cambio de algo. A pesar de esto, los cupaires de Vilafranca explicaban que su abstención no significa que estén de acuerdo con el presupuesto, sino que es un “gesto de responsabilidad y compromiso con la ciudadanía”.

Dos personas en una conferencia de prensa al aire libre con un micrófono y un cartel que dice

La nueva estrategia de la CUP

Aunque este acontecimiento haya ocurrido en Vilafranca, es sintomático de la nueva estrategia que quiere seguir la CUP a raíz del Procés Garbí. Como explicó la nueva dirección del partido, la CUP no va a renunciar a alianzas estratégicas para ir ganando pequeños espacios de influencia.

Con esta decisión, la CUP no hace otra cosa que incorporarse a una vida parlamentaria normal después de haber sufrido un importante castigo electoral. Esto implica que los anticapitalistas deberán soportar las críticas a sus contradicciones. Porque han pasado de una marginación voluntaria en nombre de sus ideales a querer ser un actor político normal y entendible. 

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