Un grupo de personas camina por un pasillo con cortinas rojas, llevando carpetas y libros.
POLÍTICA

La crisis en la CUP, más profunda de lo que nos quieren hacer creer

En la formación cupaire hay, por lo menos, tres sectores diferentes. Sin embargo, los problemas para los llamados anticapitalistas van más allá de una guerra interna

La guerra interna en la CUP ha estallado. Este martes, Laia Estrada dimitía como diputada en el Parlament por “discrepancias políticas” con la dirección del partido, tal y como reconocía ella misma en sus redes sociales.  Lo hará, eso sí, en septiembre, lo que le permitirá cobrar este agosto todavía como diputada.

Se trata de una noticia que nos ha permitido saber hasta qué punto llega la crisis en la formación cupaire. Una crisis que va más allá de las ya conocidas batallas ideológicas internas entre sectores históricamente enfrentados.

Laia Estrada hablando frente a un micrófono con un fondo amarillo y el logo de

Según publican varios medios, Estrada (que fue cabeza de lista por los cupaires en las elecciones al Parlament de hace un año) se sentía incómoda con la nueva estrategia tomada por la CUP de apostar por el “pragmatismo”. En el llamado ‘Procés de Garbí’, es decir, el proceso de refundación y renovación del partido, la militancia acordó este nuevo enfoque. Un nuevo enfoque que quedó evidenciado con el pacto con el PSC por la regulación de los alquileres de temporada. 

Hay que recordar que solo unos meses antes, la misma Laia Estrada tachó a los de Salvador Illa de ser “el PSC más españolista y de derechas de la historia”. De hecho, las negociaciones entre cupaires y socialistas fueron lideradas por Laure Vega, la rival de Estrada en las primarias de la CUP para decidir la candidata a las elecciones catalanas de hace un año.

El pacto CUP-PSC incomodó mucho a Estrada, que siempre se ha mostrado en contra de cualquier acercamiento con los socialistas. Ya no solamente por un tema ideológico, sino porque la oposición al PSC que hizo ella en el Ayuntamiento de Tarragona cuando era concejal fue muy feroz, con denuncias incluidas por corrupción. La animadversión de Laia Estrada con el PSC viene de lejos y este acercamiento le incomodaba. Y más siendo ella la líder de los cupaires en el Parlament.

Sin embargo, en las últimas horas circuló la información de que la ruptura total entre Estrada y Vega se produjo esta semana cuando se los cupaires se enteraron de que Vega estaba participando en encuentros con otros sectores de la izquierda para explorar la posibilidad de crear una lista conjunta unitaria antifascista de cara a las próximas elecciones. Desde la CUP lo han negado rotundamente, pero en cambio, no han negado que en la reunión de esta semana Estrada pidiese el cese de Vega del partido. ¿Por qué motivo pidió su cese? ¿Por unas negociaciones (y posterior pacto) con el PSC avalado por la militancia y que se produjeron hace 3 meses? Algo pasó, pero no tiene pinta de ser el acercamiento a los socialistas de meses atrás lo que ha hecho estallar todo por los aires justo esta semana.

Plano medio de Laia Estrada hablando desde un escenario con una mano medio levantada y de fondo varios dirigentes de la CUP como Laure Vega o Xavi Pellicer con cara triste

En cualquier caso, lo que sí hizo la dirección del partido en esta reunión es alinearse y defender a Vega. Por lo que Estrada apostó por dar un paso al lado y dejar todos sus cargos en la formación cupaire.

El problema real de la CUP

La crisis en la CUP, pero, no es simplemente fruto una batalla entre Laia Estrada y Laure Vega. Ni siquiera una batalla entre los dos sectores históricamente enfrentados (Endavant y Poble Lliure). La crisis en la CUP va mucho más allá.

Para empezar, hay por lo menos tres sectores diferentes. Por un lado, el que defiende Laia Estrada, que es el posicionamiento histórico del sector Endavant. Este sector siempre ha sido más sectario, que se cree muy puro y que ve con recelo cualquier acercamiento a otras formaciones políticas. Ni ven bien pactar con el PSC, ni acercarse a Podemos ni tampoco ser lo que ha sido la CUP durante años: el hijo mimado de Junts. Es ese sector en el que casi todo el mundo es un “reformista” y solo ellos son los puros y auténticos. Es el sector, para que el lector se haga una idea, que no veía con buenos ojos participar en las movilizaciones de la Assemblea Nacional Catalana (ANC) en los principios del procés porque era un artefacto creado por ERC y el espacio convergente

Una persona hablando en un podio con un fondo de madera.

Después viene el sector Laure Vega, que también forma parte de Endavant (por lo menos, hasta hace poco, ya que hay rumores no confirmados de que ha sido expulsada). En cualquier caso, Vega representa el sector que se “acerca cada vez más a la izquierda española y españolista”, según definía públicamente La Forja, colectivo juvenil vinculado a la CUP. Si un sector de la CUP apuesta por coaliciones con Podemos y similares es precisamente el sector liderado por Laure Vega.

Y finalmente tenemos el sector gerundense de la CUP, el historicamente vinculado al MDT y ahora a Poble Lliure. Son los que nunca pactarían con Podemos, pero no tienen ningún reparo en compartir espacios con Junts, por ejemplo. De hecho, en Gerona ciudad ya gobiernan conjuntamente. Es el sector considera “patriotero” que prioriza alianzas con partidos catalanistas que con partidos de izquierdas españoles. 

Recientemente, este sector de la CUP ha hecho varios vídeos criticando, por ejemplo, la “Cataluña de los 10 millones” de habitantes, una idea impulsada por partidos como ERC y el PSC. Un posicionamiento, el de los cupaires de Gerona, muy alejado del discurso oficial cupaire y que, como explicó Vilaweb, ha provocado que una parte del partido (más ligado a Endavant) haya tachado incluso de “racista” y de “propio de la derecha” este planteamiento.

El problema económico de la CUP

Así pues, tras casi un año y medio de debates en el proceso de refundación, la CUP está más dividida que nunca. Es lo que suele pasar cuando dejas de tener cuotas de poder. Es decir, cuando cada vez hay menos gente que puede vivir de las estructuras del partido. 

Mientras las cosas van bien y tienes a un montón de gente colocada en instituciones y dentro de la organización, las discrepancias se hacen más llevaderas. Sin embargo, cuando los sueldos públicos empiezan a escasear y no puedes tener una amplia estructura interna, las fricciones se hacen cada vez más grandes e insostenibles.

Además, más allá de que el partido está en caída libre (pérdida de concejales en las últimas municipales, quedarse sin representación en el Congreso y perder 5 de 9 diputados en el Parlament) la CUP tiene el problema del giro ideológico que está haciendo la sociedad. Mientras cada vez más gente quiere abordar debates incómodos para la izquierda (inseguridad, inmigración, etc), los cupaires siguen atrapados en un buenismo excesivo y un dogmatismo que solamente les permite insultar y deshumanizar a aquellos que piensan diferente. El problema es cuando esta gente que piensa diferente ya es una parte muy mayoritaria de la población, que solo haces que acercarte al extraparlamentarismo.

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