Retrato en blanco y negro de Nuria, una funcionaria asesinada en Mas d'Enric, con un marco rosa y un lazo negro en señal de luto.
OPINIÓN

Tomar un café con Núria, la cocinera asesinada en Mas d'Enric

Un año después del asesinato de Núria en Mas d'Enric, la falta de seguridad en las prisiones sigue siendo un tema pendiente

Hace tiempo que no entraba en la prisión de Mas d'Enric. Hoy lo he hecho. E, inevitablemente, me he dejado caer por uno de los pulmones del centro, la cafetería interior, allí donde suelen desayunar y comer los funcionarios y trabajadores. Allí donde durante un par de años estuve desayunando y comiendo.

— Hola, Núria, ¿qué tal? ¡Cuánto tiempo! ¿Me preparas un café?

Núria asiente con la cabeza y sin perder la sonrisa, esa misma sonrisa que lucía la última vez que la vi, se gira y se dirige hacia la cafetera industrial. Toma el brazo de carga, vacía el café compactado y llena de nuevo el depósito.

— Escucha, Núria… ¿Por qué no te preparas uno para ti, de café, y lo tomamos juntos? –aquí me muestro algo osado, nunca antes habíamos intercambiado más de cuatro tópicos de cortesía.

Núria se gira hacia donde estoy, amplía un poco más la sonrisa y otra vez asiente con la cabeza. Escucho cómo suenan entre sí las dos tazas sobre la bandeja metálica de la cafetera. Del dispensador doble empieza a brotar nuestro café acompañado de una bocanada de vapor de agua.

— ¿Sabes, Núria, que desde tu asesinato son muchos los que no hemos dejado de pensar ni un solo día en ti?

Los que trabajamos en prisiones nos acostumbramos a tratar con delincuentes, algunos de ellos son personajes siniestros que han perpetrado auténticas atrocidades. Conocemos de sus maldades porque figuran en el expediente, porque nos lo transmiten unos a otros, porque quizás recordamos la noticia de su detención o los titulares de prensa de las monstruosidades cometidas…

Cuando trabajas en prisiones vas normalizando el trato con agresores, con gente violenta. Normalizas relacionarte con estafadores, con ladrones, y también con asesinos, violadores y depredadores varios. Supongo que, como tantos oficios, con el tiempo te acostumbras a las particularidades más ingratas de la profesión. Y un funcionario de prisiones finalmente acaba habituándose a estar rodeado de proscritos por la sociedad.

Normalizamos brutalidades y desmemoriamos víctimas. Pero en tu caso, Núria, este ejercicio tan entrenado de convivir y relativizar la atrocidad no nos es posible. ¡Tú eras una de las nuestras! La prisión tenía que ser un espacio seguro para ti, para todos los que allí trabajamos, y no lo fue así. Ni olvidamos la brutalidad de tu asesinato ni tu ausencia forzada.

¿Y entonces, qué falló? Seguro que algunos no te supieron escuchar o no quisieron escucharte.

Y otros que ostentan responsabilidades políticas obviaron que una prisión es un espacio de riesgo, que no se puede bajar la guardia, que es un deber velar por la seguridad de quienes trabajan en un entorno laboral hostil. Una prisión debe garantizar la integridad física, psíquica y vital de los que allí trabajan. Si esta premisa falla, hay responsables. Y esta premisa llevaba fallando muchos años, antes de tu asesinato. En tu caso, Núria, esta premisa falló estrepitosamente mucho antes del mismo 13 de marzo de 2024.

Montaje de fotos de Núria López, la cocinera que ha sido asesinada en Mas d'Enric, y de fondo un plano general de una cárcel

¿Sabías, Núria, que en 2016 se creó una comisión de seguridad penitenciaria debido al aumento de agresiones que sufríamos?

¿Sabías, Núria, que las agresiones a profesionales penitenciarios se han normalizado y triplicado desde entonces?

¿Sabías que en 2023 se cerró un Acuerdo de condiciones de seguridad entre la administración y la mayoría de los sindicatos?

¿Sabes que en 2024, amparados por la nocturnidad y mientras la gran mayoría de los trabajadores seguían conmovidos por tu asesinato, nuevamente cuatro sindicatos firmaban un Acuerdo de condiciones laborales y de medidas de seguridad?

Que sepas, Núria, que la cifra de funcionarios agredidos en las prisiones se mantiene, y con ellas tenemos que lamentar tu asesinato este pasado 2024. No te exagero si te digo que nuestro sistema penitenciario se sustenta aceptando que más de 500 funcionarios serán agredidos anualmente.

Y no solo aumentan estas agresiones, también lo hacen otros indicadores penitenciarios: las agresiones sexuales a funcionarias, las agresiones entre internos, los incendios provocados, las requisas de droga, las autolesiones de internos, los no reingresos de permiso, etc.

¿Y por qué te explico todo esto, Núria?

Es cierto que un asesino decidió por ti y te arrebató la vida. Él es el único culpable, el único causante de tu asesinato. A pesar de eso, muchos otros asumen responsabilidades de gestión de las prisiones y son estos quienes le pusieron tan fácil a un asesino para que repitiera femicidio.

A menudo escuchamos posicionamientos políticos o de conciencia, de comodidad o conveniencia, que son estimulantes para oídos ingenuos. Son palabras en boca de quienes toman grandes decisiones, o cotidianas resoluciones, que en nada procuran que nuestras prisiones, o nuestras calles, sean espacios seguros, espacios de convivencia. ¡Ellos también tuvieron su cuota de responsabilidad en tu asesinato!

Tienes que saber, Núria, que desde el mismo momento de tu asesinato pasaste a ser un icono. Tú, que preferías la discreción a la exposición, y resulta que este asesino no solo te quitó la vida, también te robó el anonimato. Seguramente, entre vivir y ser un icono, habrías elegido la primera opción. Pero un asesino decidió por ti y sobre tu vida, y también sobre cómo debía ser tu recuerdo. La tuya era una voz solo escuchada y apreciada por quienes te rodeaban. Con tu asesinato, este impuesto silencio ha sido reivindicado por tus compañeros de trabajo. ¡No puede volver a pasar! ¡No puede truncarse otra vida por la candidez de políticos e intermediarios! ¡Ninguna otra voz puede ser silenciada!

La política es perversa, Núria… Si te falló y puso tan fácil tu asesinato, te siguió fallando después. Administraciones que no promueven el duelo, responsables que eluden responsabilidades, estrategas faltos de escrúpulos que negocian acuerdos, gobernantes atados a coaliciones de gobierno, sindicas volubles a levantes y mareas… te han seguido fallando.

La política te falló, sí; pero la política no solo es cosa de políticos y mandatarios. La política también es cosa de todos y así es como un poco todos te seguimos fallando. Y te seguiremos fallando si no revertimos la falta de seguridad de nuestras prisiones… y de nuestras calles.

¡Cómo pasa el tiempo, Núria! Perdóname por robarte estos minutos… ¿Tienes que volver al trabajo, verdad? ¡Gracias por tu tiempo!

Núria me sonríe y se levanta de la mesa. Recoge las dos tazas de café y se las lleva. Desaparece detrás de la barra de la cafetería de Mas d'Enric. Me deja solo sentado en la mesa, tan solo como todos aquellos que hemos pensado en ella.

 
 
 
 
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