
La nueva TVE, los viejos vicios
Pedro Sánchez ha utilizado RTVE como herramienta de propaganda mientras disfraza de lucha contra la desinformación su propia corrupción

Pedro Sánchez ha roto todo lo que ha tocado, como un Rey Midas inverso que fuera infectando de progresismo idiota cada rincón de la vida del país. Para ello se ha servido de un método muy sencillo en tres pasos, que ha aplicado de manera general en todas sus iniciativas:
Decir que no lo hará, luego hacerlo, luego acusar de fascistas a los que protestan. Esto vale para los pactos con Podemos o Bildu, para la amnistía y los indultos, para el asalto al Constitucional, para las subidas de impuestos, para los repartos de Menas… para la práctica totalidad de su actividad política.

Últimamente, está enfrascado en la lucha contra la “desinformación”, sobre todo a raíz de que los malvados fascistas le estén señalando que su mujer y su hermano van camino de la cárcel, que su Fiscal General está imputado por graves delitos y que su anterior Ministro y Secretario de Organización organizaba fiestas con furgonetas llenas de putas en pleno confinamiento. Para ello, se ha lanzado a politizar TVE sin ningún disimulo, convirtiéndola no en una tele de izquierdas, sino en un salón de masajes con final feliz: el mismo nivel de decoro moral, el mismo nivel de higiene, el mismo nivel de lucro clandestino.
La transformación ha ido acelerando. Primero se entronizó a doña Silvia Intxaurrondo, persona especialmente ridícula en sus ínfulas de “objetividad”, que ha dedicado el 80% de su tiempo de emisión a leer en el teleprompter los argumentarios del PSOE. Luego llegó el fichaje de Broncano para competir con El Hormiguero, como si la función de la televisión pública fuera hacer la puñeta a las empresas privadas.
Después supimos que se encargaría a Jesús Cintora (se ve que el Tito Berni no estaba disponible) un magazine diario para combatir los bulos en compañía de humoristas de extrema izquierda, incluyendo una sección de temas históricos comentados por Cristina Almeida y Manuela Carmena (se ve que la Pasionaria no estaba disponible). Ahora llega el estreno de un magazine vespertino que rescatará el espíritu y la fauna del Sálvame, de modo que el dinero de los contribuyentes irá a pagar tertulias integradas por Belén Esteban, Matamoros, Patiño y demás intelectuales.

Todo el mundo sabe que las televisiones y radios públicas deberían ser cerradas en 24 horas, cuando no bombardeadas con napalm. El argumento más sencillo para explicar esta necesidad es el siguiente: si no aceptaría usted un periódico estatal, confeccionado por funcionarios, más o menos como el Pravda, ¿por qué acepta eso para la radio y la televisión? Ahora bien, todo el mundo sabe también que ningún partido cerrará jamás los medio públicos porque son su principal medio de propaganda cuando están en el poder. De modo que nos tenemos que comer la PSOETV con patatas, nos guste o no. ¿Qué hacer, entonces?
Lo primero de todo es no ver ninguno de sus programas jamás, en ninguna circunstancia, sin ninguna excusa. Pero aún podemos dar un paso más allá, transformando toda esa maldad en una fuerza favorable. ¿Cómo lo logramos? En realidad, es muy sencillo.
Cuando en algún tema llegue hasta nosotros, como el eco lejano de una serrería, el raca-raca constante de los Intxaurrondos y Broncanos sobre cualquier cuestión, nosotros adoptaremos de inmediato la tesis opuesta. Esto nos garantizará un 100% de aciertos, puesto que la posición política de estas personas está siempre del lado del mal, de la ignorancia y de la cursilería. Son la perfecta referencia moral inversa. Así, en esta época de incertidumbre, nosotros podremos siempre estar del lado correcto, sin mayor preocupación. No es magia, son tus impuestos.
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