Un niño leyendo un libro sobre Marte con fondo rosa.
OPINIÓN

La lectura excelsa, enseñanza diestra

Hoy en día la importancia en la lectura sigue siendo crucial para vivir en nuestra sociedad llena de manuales

En la antigua Sumeria se enseñaba a leer y a escribir en cuneiforme. Para dominar más de 7.000 símbolos, los aprendices debían estudiar algo más de 10 años dedicando unas 10 horas al día.

Hoy en día la importancia en la lectura sigue siendo crucial para vivir en nuestra sociedad llena de manuales, anuncios y órdenes por escrito. De hecho, la lectura excelsa explica el éxito educativo del modelo de Estonia, alarde en los resultados de las pruebas PISA.

Una niña con un lazo rojo en el cabello está leyendo un libro ilustrado en un aula.

Se sabe que, si un alumno no comprende lo que lee, pierde motivación en los estudios y no sabe aprender. Es más, su escritura irá a peor y no sabrá redactar lo poco que sabe. Solo ver los resultados obtenidos en PISA el año 2023, salta a la vista todo lo anterior.

Un escolar con un nivel de comprensión lectora deficiente produce exámenes y ejercicios evaluados negativamente, y no por su falta de capacidad, sino por su falta de aprendizaje.

Un zagal así se frustra y ya no levanta cabeza ante los estudios. Pero si lo primero que un alevín aprende a dominar es su propio idioma, su motivación mejora, su autonomía crece y sus resultados suben. Luego, los profesores secundarios de secundaria lo tendrán mucho mejor en el aula.

Pero la política teórica educativa prefiere docentes sin grandes conocimientos y clases más divertidas sin tanta transmisión de conocimientos. Al final se pretende evaluar más competencias lúdicas que el saber estudiado.

Un estudiante durante un examen de la convocatoria extraordinaria de la Evaluación para el Acceso a la Universidad (EvAU), en la Facultad de Farmacia de la UCM

Durante el curso resulta positivo hacer que los alumnos lean escritos de calidad para que mejoren su comprensión lectora, reduzcan el fracaso escolar y mejoren nuestros resultados en PISA. Y aquí el examen es una herramienta más, que no la única, para saber cómo van estos aprendizajes entre los estudiantes. La enseñanza es como una buena dieta mediterránea, variada y rica.

En una ensalada, por ejemplo, brillan los distintos colores de sus componentes, rojo del tomate, verde de la lechuga, beige del atún, amarillo del maíz y castaño oscuro de las pasas. Los exámenes y las herramientas de evaluación deben saber a lo mismo, a variedad. Habrá preguntas para evaluar la redacción, otras para el orden mental, unas para el razonamiento y la mayoría sobre conceptos a aplicar y desarrollar.

En fin, redacción, razonamiento y memoria son una trilogía aplicable a la mayoría de las materias. Obviamente, cada especialidad desarrollará un tipo de examen u otro en función de las preferencias del docente y de la materia. En ello resulta mejor no pasar de los 50 minutos, ya que luego se evalúa al púber durante su cansancio y no en su lucidez. Además, si un docente impone pruebas de más de una hora afecta a la siguiente sesión de otro docente.

Una vez diseñado el ejercicio de evaluación queda lo peor, la hora de examen. Al inicio de un control es altamente profesional relajar a los alumnos para obtener el máximo de ellos. Luego cabe insistir que lo primero es poner su nombre, y evitar ponerse a escribir de inmediato bajo la ansiedad del momento.

Mejor que hagan un esquema de lo que van a redactar y que luego lo plasmen sobre el papel con lenguaje y sintaxis excelsa. En fin, que deben pensar y relajarse ante este simple ejercicio. Para ello cabe leer una a una todas las preguntas por si hay dudas, e incluso ofrecer alguna sutil pista de regalo. La buena lectura regala extensa cultura.

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