Montaje de fotos de Salvador Illa con rostro serio y vestido con un traje aparece en la parte inferior de una imagen con fondo rosa y texto que dice "Creus de Sant Jordi 2024".
OPINIÓN

Creu de Sant Jordi, ¿méritos o política?

La Creu de Sant Jordi a Eudald Carbonell: controversia entre méritos científicos y errores notorios

Recientemente el Gobierno catalán ha otorgado uno de sus reconocimientos más emblemáticos a diferentes ilustres de esta comunidad, la conocida Creu de Sant Jordi. Entre los homenajeados hay científicos, deportistas y otras personalidades vinculadas al mundo de la cultura. Como en toda decisión política surgen las dudas sobre qué criterios exactos rigen el certamen de la Creu de Sant Jordi, y claro está, la polémica queda servida. Pongamos por ejemplo un prestigioso prehistoriador que ha sido un gran didacta de la arqueología y un gran buscador de nuevos yacimientos, hasta ha establecido formas mejores de clasificar la evolución de la industria lítica del pasado. La figura de Eudald Carbonell fue catapultada al codirigir los yacimientos de Atapuerca en la provincia de Burgos (España). Allí respaldó la nueva especie Homo antecessor en base a unos restos hallados en Gran Dolina. También se hizo popular al defender el enterramiento humano más antiguo del mundo de hace unos 400.000 años en Sima de los Huesos, también en Atapuerca. Pero quizás su mayor mérito haya sido algo imposible en nuestro país, el conseguir financiación para crear un equipo de investigación sobre evolución humana. Gracias a ello estamos en la palestra internacional de esta disciplina científica y gracias a ello son muchos los talentos nacionales que trabajan en paleoantropología. Pero Carbonell también ha levantado sus claroscuros al serle otorgada la Creu de Sant Jordi por parte de la Generalitat de Cataluña.

Carbonell se jubiló en 2022 para centrarse en sus investigaciones sobre la evolución humana y la sociedad futura. Y en ese mismo año, y en concreto el 25 de agosto de 2022, Eudald Carbonell anunció por TVE que había encontrado un cráneo de neandertal en el yacimiento que él codirigía, en Abric Romaní de Capellades (Cataluña). Liderando el equipo de excavación como catedrático de Prehistoria de la Universidad Rovira i Virgili de Tarragona e investigador del Institut Català de Paleoecologia i Evolució Social (IPHES-CERCA), Eudald Carbonell afirmó que había encontrado por primera vez restos humanos neandertales en Abric Romaní, hasta dijo que los restos pertenecían a individuos jóvenes que vivían en una cabaña. Dos años más tarde, el 19 de agosto de 2024, el equipo de este yacimiento desmintió en La Vanguardia que estos restos fueran de un neandertal. Se ve que al seguir excavando encontraron unos cuernos que conectaban con el cráneo de hacía dos años, vaya, que el neandertal era un ciervo.

Un hombre mayor con bigote y gafas, que es Eudald Carbonell, lleva un sombrero verde y un traje mientras saluda con la mano.

Muchos fueron quienes criticaron a Carbonell su falta de rigurosidad científica y el exceso de anhelo mediático en busca de impacto social. Pero pese a este flagrante error, y cuatro meses más tarde, el gobierno autonómico de Cataluña le otorgó una de sus máximas distinciones a Eudald Carbonell, la Creu de Sant Jordi. El acto, que normalmente se celebraba cada octubre, fue retrasado hasta diciembre ante la perplejidad de otros candidatos al galardón. Estos no entendieron ni el retraso ni que Eudald Carbonell fuera el destinatario de tal reconocimiento ante un gran número de errores científicos antecedentes. Resulta obvio que el premio se otorga por la trayectoria profesional de la persona y no por sus últimos deslices, pero si analizamos la biografía del homenajeado, encontramos muchos más claroscuros.

Un primer error de Carbonell lo tenemos en 1997 cuando este prehistoriador defendió la creación de la especie Homo antecessor en base a unos restos fragmentarios hallados en Gran Dolina (Atapuerca, Burgos). Muchos biólogos y paleontólogos criticaron a Carbonell que la variabilidad del Homo erectus ya englobaba al supuesto Homo antecessor, que este solo sería una variedad más de los erectus por Europa y no algo distinto con el añadido que, para describir una nueva especie, y como marca el protocolo internacional, hay que poseer ejemplares de todas sus edades, cosa que no sucedía en antecessor al ser la mayoría niños y adolescentes, pero no adultos. Véase por ejemplo el artículo de Ribot y otros en las revistas Anthropological Review y Acta Anthropologica Sinica del año 2018, en donde se resumen y amplían estas críticas.

También en 1997 Carbonell defendía que en Atapuerca se había producido el funeral más antiguo del mundo hacía más de 500.000 años, pero en 2015 y 2018 se discutieron como falsas estas suposiciones ante nuevas interpretaciones y un modelo matemático del yacimiento. La idea que los humanos de entonces arrojaban a sus parientes en aquella sima como un acto funerario no encajaba con las distintas partes óseas halladas. De hecho, y entre otras partes corporales, faltaban muchas cabezas, algo paradójico si arrojaron allí los cuerpos enteros de sus allegados. Lo que más había eran extremidades, y en donde hay más carne, al haber sido el comedero de algún gran felino. Pueden consultar para ello el Spanish Journal of Palaeontology de 2015 y el número 115 del PNAS del año 2018.

En 2005 el yacimiento de Vallparadís (Cataluña) se estaban desenterrando un gran número de mamíferos entre sedimentos fluviales. Allí Carbonell identificó unas piedras como herramientas líticas prehistóricas, algo que conllevó diferentes publicaciones discutiendo el asunto para finalmente ganar los críticos y determinar que eran simples guijarros aluviales y no herramientas humanas. Léase el artículo de Madurell y otros del año 2010 en la revista Quaternary Science Reviews.

En septiembre de 2015, Eudald Carbonell, y al respecto del anuncio de una nueva especie de homínido en Sudáfrica, el Homo naledi, afirmó a los medios que aquel yacimiento fue el funeral más antiguo de la humanidad, más viejo que el que él defendía en la Sima de los Huesos de Atapuerca. Pero aquellas declaraciones contenían graves incongruencias y es que el yacimiento sudafricano todavía no había sido datado para afirmar su máxima antigüedad, siendo finalmente más reciente, y, además, en 2018 se publicó un artículo en el número 115 de la revista PNAS en donde un modelo matemático desmantelaba totalmente que Homo naledi hubiera practicado un funeral.

El president de la Generalitat, Salvador Illa; el arqueólogo Eudald Carbonell, y la consejera de cultura de la Generalitat, Sònia Hernández, durante el acto de entrega de las Creus de Sant Jordi, a 23 de diciembre de 2024, en Barcelona, Cataluña.

En El Mundo del 25 de agosto de 2017, Carbonell afirmó que los Homo sapiens hallados en Jebel Irhoud, Marruecos, eran nuestros antepasados, algo que en biología evolutiva es un flagrante error al ser algo inaudito, paradójico e imposible. Textualmente, dijo, “en la Sima de los Huesos en Atapuerca hemos localizado los antecesores de los neandertales. Podríamos decir que los fósiles de la sima son a los neandertales lo que los fósiles de Jebel Irhoud son a los sapiens”. Si en Jebel Irhoud son sapiens y nosotros somos sapiens, está claro que somos parientes al compartir la misma especie, pero no antepasados entre nosotros, en otro caso Homo sapiens sería antepasado de sí mismo, usted sería antepasado de sí mismo. En otras palabras, usted puede compartir el mismo apellido con un primo, pero él no es su antepasado, es solo su pariente.

En la afirmación anterior, y en igual sentido, Carbonell incurrió en otro desliz. Si los humanos hallados en Atapuerca son la misma línea evolutiva que los neandertales y estos se cruzaron con nosotros dando descendencia fértil, significa, y en biología, que son la misma especie bajo variedades temporales y regionales distintas. Es sabido que Carbonell no para de hablar de especies antepasadas las unas de las otras, algo que en biología evolutiva jamás se puede afirmar, es más, un profesor de biología suspendería a un alumno con tales afirmaciones. A lo sumo se establece la proximidad evolutiva entre una u otra especie, pero jamás se afirma que una sea la antecesora de la otra o que una especie sea antepasada de sí misma.

Carbonell ha escrito en sus libros Encara no som humans, 2001 y Planeta humà, 2000, ambos de la Editorial Empúries, que la evolución biológica todavía no ha alcanzado el grado de humano en nosotros. Todo ello lo afirma sin definir objetivamente que significa el término humano. Al no establecer el concepto del adjetivo humano, el resto de las teorías de Carbonell son castillos en el aire como que la humanización todavía no se ha alcanzado, que no hay un pensamiento social crítico, que todavía no existe una socialización del conocimiento y que la integración de la diversidad no ha alcanzado una conciencia crítica de especie. Ante estas afirmaciones tan subjetivas, muchos le han criticado la complejidad y ambigüedad de sus teorías sin aclararlas ni concretarlas. Quizás por ello escribió en 2013 otro libro, La Evolución sin Sentido (Editorial Empúries), aunque para cometer más errores al mezclar biología evolutiva con cambios culturales aproximándose al equivocado darwinismo social. Carbonell detalla que ve la evolución como un tigre, que si te subes a él ya no te puedes bajar, pero si consigues dominarlo sobrevivirás, aunque si te caes, te devorará. Por ello, Carbonell cree que debemos tomar las riendas de la evolución para decidir qué queremos ser como especie para no ser devorados por el tigre, algo que suena a doctrina eugenésica, algo muy alejado de la ciencia.

Montaje de fotos de Eudald Carbonell con sombrero y gafas levanta la mano frente a las portadas de dos libros, uno de color rojo titulado

Convendremos que la ciencia debe evitar doctrinas, opiniones y creencias apostando por informaciones reales, contrastadas y demostradas, pero Carbonell se ha decantado en múltiples ocasiones hacia la subjetividad de sus doctrinas, opiniones y creencias. La última entrega de Eudald Carbonell ha sido este 2025 con el libro De la caverna al cosmos (RBA) en donde se permite elucubrar sobre lo que pasará en los próximos 500 años. El vicepresidente de la Fundación Atapuerca y director del Centro de Investigación Emiliano Aguirre entra en numerosas contradicciones a lo largo del texto. Por un lado, comenta que el futuro no sabemos cómo será, pero durante todo el libro imagina todo lo que ocurrirá sin demostraciones contrastadas al respecto. Así afirma que nuestra especie se volverá transhumana, que habrá cuatro o cinco especies humanas, que ya no seremos sapiens, que esta revolución científico-técnica acabará con un 20% de la población mundial, que quienes sobrevivan lo harán en un clima glacial, que el sexo será virtual, que estableceremos mecanismos “cuánticos” para entender la fisiología humana, que entonces estaremos en otro espacio, que viviremos entre el humanismo, el transhumanismo y el posthumanismo, etc. Y al final del libro dice que este será un manuscrito de perspectiva, que lo puede acertar o no, pero que por ahí irán los tiros, aunque no lleguemos a sobrevivir dentro de 500 años.

Expuesto todo lo anterior, y tras décadas, Carbonell ha cometido muchos deslices por los que cuesta comprender como el gobierno catalán le ha otorgado la distinción de la Creu de Sant Jordi. Algunos atrevidos, y por las redes, han comparado el error de Carbonell en Abric Romaní de 2022 al ocurrido en Piltdown, Inglaterra, en 1912. Allí alguien, todavía anónimo, hizo encajar una mandíbula de orangután con un cráneo humano enterrándolos en un yacimiento de mamíferos. Dada la necesidad europea de poseer ancestros humanos, casi todo el mundo se creyó aquella patraña como un fósil verdadero. En cierta forma Piltdown fue una manipulación de un cráneo que algunos criticaron a sus defensores, pero Abric Romaní es un error que todos creyeron en boca de Carbonell. La pregunta que cabe hacerse es que criterios ha utilizado el Gobierno de la Generalitat de Cataluña para decidir otorgar la Creu de Sant Jordi a Carbonell habiendo muchos más científicos con iguales méritos, pero sin tantos errores.

Citas

  • Egeland, C., Domínguez-Rodrigo, M., Rayne, T., Menter, C. & Heaton, J. 2018. Hominin skeletal part abundances and claims of deliberate disposal of corpses in the Middle Pleistocene. PNAS. 115(18), 4601–4606.
  • Madurell, J., Minwer-Barakat, Alba, Garcés, Gómez, Aurell-Garrido, Ros-Montoya, Moyà-Solà & Berástegui. 2010. The Vallparadís section (Terrassa, Iberian Peninsula) and the latest Villafranchian faunas of Europe. Quaternary Science Reviews. 29, 3972-3982.
  • Rabadà, D. 2015. Taphonomical interpretation of the Sima de Los Huesos Site (Atapuerca range, Burgos, Spain): A Review. Spanish Journal of Palaeontology. 30, 79-94.
  • Ribot, F., García, M., & Wang, Q. 2018a. The affinities of Homo antecessor – a review of craniofacial features and their taxonomic validity. Anthropological Review. 81, 225 - 251.
  • Ribot, F., Garcia, M. & Wang, Q. 2018b. A comparative study of the craniofacial features defining ‘Homo antecessor’. Acta Anthropologica Sinica. 37, 352-370.
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