Una mujer sorprendida frente a botellas de plástico con un símbolo de moneda y mano en un círculo rojo.
CONSUMO

Los supermercados de España que te pagan este 2025 por tu botella de plástico usada

Botellas de plástico a cambio de dinero o descuentos en estos supermercados

Tu botella de plástico usada a cambio de dinero. ¿No suena mal, verdad? El sistema conocido como reverse vending recompensa a los consumidores por reciclar botellas de plástico y latas, ha comenzado a implementarse en diversas regiones del país. Sin embargo, a pesar de su apariencia innovadora, surgen preguntas sobre su eficacia a largo plazo.

Una mano llenando una botella de plástico con agua de un grifo.

¿Cómo funciona el 'reverse vending'?

El sistema es simple: las personas depositan botellas o latas vacías en una máquina. Esta identifica el envase mediante su código de barras, volumen y peso. Una vez validado, el dispositivo emite una compensación, que puede ser dinero o un vale de descuento para usar en el establecimiento. Aunque parece un paso hacia una mayor conciencia ambiental, la implementación no está exenta de críticas.

Pioneros en España

En 2018, la cadena de supermercados Spar instaló la primera máquina de 'reverse vending' en Canarias, marcando el inicio de esta tendencia en el país. Desde entonces, varios establecimientos en las islas han adoptado esta iniciativa. En Gran Canaria, los centros comerciales El Tablero y La Ballena ofrecen a los clientes la posibilidad de reciclar sus envases y recibir una remuneración a cambio. En Tenerife, cuatro supermercados La Hucha implementaron estas máquinas en 2019, ofreciendo una compensación de tres céntimos por envase, canjeable en productos del supermercado.

Fachada de una tienda Spar decorada con guirnaldas y lazos rojos con un círculo que muestra botellas de agua y monedas.

Expansión a nivel nacional

La implementación de estas máquinas no se limita a Canarias. Regiones como Zaragoza, La Rioja, Vizcaya, Asturias, Pontevedra, Toledo, Cataluña, Murcia, Jaén, Sevilla y Cádiz también han incorporado el 'reverse vending' en diversos establecimientos. Esta expansión refleja un compromiso creciente con el reciclaje y la sostenibilidad en todo el país.

Además de los supermercados regionales, grandes cadenas europeas como Lidl y Aldi han comenzado a implementar estas máquinas, especialmente en países como Irlanda. En el caso de Lidl, la compensación es de 10 céntimos por unidad depositada, con un máximo de dos euros. Aunque en España su presencia aún es limitada, se espera que, con el tiempo, más establecimientos adopten esta práctica.

Funcionamiento de las máquinas

El proceso para reciclar en estas máquinas es intuitivo. El usuario debe introducir los envases uno a uno, asegurándose de que el código de barras esté visible para que la máquina pueda identificar el tipo de envase. Tras verificar el volumen y el peso, la máquina emite una compensación. Esta puede ser en forma de dinero o de un vale de descuento para utilizar en el establecimiento.

El reverse vending plantea varios interrogantes. Aunque promueve el reciclaje, el sistema depende de la disposición de los ciudadanos y la instalación de infraestructuras adecuadas. En muchas regiones de España, este tipo de máquinas son todavía escasas, lo que limita su accesibilidad. Además, el incentivo económico, aunque simbólico, podría no ser suficiente para motivar un cambio masivo en los hábitos de consumo.

Por otro lado, este sistema no aborda de manera integral el problema del exceso de envases. Si bien facilita el reciclaje, no fomenta directamente la reducción de residuos en origen, que es la verdadera solución sostenible. Críticos de la medida argumentan que podría desviar la atención de políticas más ambiciosas. Consideran que se debe apostar por la promoción de envases reutilizables o la prohibición de plásticos de un solo uso.

Un cambio obligado por Europa

La implementación de estas máquinas responde, en gran parte, a las directrices europeas sobre economía circular y gestión de residuos. Europa busca que los países miembro alcancen altas tasas de reciclaje y reduzcan la contaminación plástica. Sin embargo, estas medidas han sido cuestionadas por ser más reactivas que preventivas, enfocándose en el final del ciclo de vida de los productos y no en su diseño o producción.

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