
Confirmado: este es el truco definitivo para encontrar la sandía más dulce de todas
La sandía es la fruta estrella de la temporada por ser refrescante y, si escogemos bien, muy dulce
La sandía es una de las frutas más buscadas del verano. Refresca, hidrata y, cuando está en su punto, ofrece un dulzor irresistible. Pero no todas las piezas cumplen con las expectativas, y elegir bien es la clave para disfrutarla.
Fijarse en ciertos detalles externos ayuda a elegir una sandía dulce sin necesidad de cortarla. El color, la textura y algunas marcas en la piel son pistas clave, y los expertos comparten cómo acertar siempre.

Trucos para sandías enteras
El primer paso es golpearla suavemente con los dedos. Si el sonido es hueco y profundo, suele indicar que está madura y jugosa. En cambio, un sonido apagado puede significar que le falta dulzor.
La piel debe ser opaca y sin brillo. Las sandías brillantes suelen estar verdes o cortadas antes de tiempo. También conviene revisar la mancha en la base, que debe ser de un amarillo intenso.
Si la mancha es pálida, probablemente no maduró lo suficiente en la planta. Esta señal es tan importante como el sonido y el aspecto general. Los expertos aseguran que un buen color en la base es casi garantía de sabor.
Marcas que anuncian más azúcar
Las manchas de azúcar son puntos marrones que aparecen en la piel. Cuantos más tenga, mayor suele ser la concentración de azúcares en su interior. No afectan a la calidad y son una buena pista de dulzura.

Las estrías marrones indican que las abejas polinizaron la flor en abundancia. Este proceso mejora el sabor y la textura de la fruta. Aunque no siempre son visibles, conviene buscarlas
En cuanto a la variedad, la sandía negra suele ser más dulce. Sin embargo, su precio es más alto y se encuentra con menos frecuencia que la rayada. Si seguimos los trucos, podemos encontrar otras variedades con incluso un mejor sabor.
Elegir una sandía cortada
Cuando ya está partida, el proceso de elección cambia. Aquí no podemos valorar ni el sonido ni el peso, así que la atención se centra en el color y la textura. Lo ideal es un tono rosa intenso y uniforme.
Si la pieza muestra zonas amarillas, manchas de azúcar o estrías marrones, igual que antes, es una buena señal. Además, al tocar la pulpa debe sentirse firme, nunca blanda o arenosa. Estas texturas indican pérdida de frescura.
También es útil fijarse en que no tenga grietas internas. Aunque no siempre afectan al sabor, pueden ser signo de que la fruta estuvo expuesta a cambios bruscos de temperatura.

Combinar señales para acertar
No hay una única clave mágica para elegir la sandía perfecta. Lo recomendable es sumar varias señales antes de decidirse. Si coincide buen sonido, piel opaca y mancha amarilla, el éxito está casi asegurado.
Estos trucos pueden aplicarse tanto en fruterías de barrio como en grandes superficies, incluso en ferias y mercados de productores. Además, conviene comprarla en temporada alta. En esos meses, la probabilidad de encontrar ejemplares dulces y jugosos es mucho mayor, sin importar la variedad.
El consejo de los expertos
Agricultores y fruteros coinciden en que el aspecto exterior es solo una parte de la elección. A veces, las piezas con alguna marca superficial son las más sabrosas. El aspecto perfecto no siempre garantiza el mejor sabor.
La experiencia también cuenta. Con el tiempo, cada comprador desarrolla su propio método y aprende a confiar en su instinto. Eso, junto a estos trucos, reduce al mínimo el riesgo de error.
Por ello, una buena sandía es cuestión de observar, tocar y escuchar. Con estas pautas, cada corte revelará una fruta fresca, jugosa y lista para combatir el calor.
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