
Adiós al aire acondicionado: este es el truco para enfriar la casa sin gastar de más
Utiliza una tecnología que desafía al aire acondicionado tradicional, con mucho menos consumo y un frescor más natural
El aire acondicionado se ha convertido en un aliado imprescindible para pasar el verano en aulas, hospitales y oficinas. Sin embargo, su elevado consumo hace que muchas instalaciones públicas no puedan permitírselo durante todo el día. Por eso han surgido alternativas más económicas y fáciles de mantener, capaces de refrescar grandes espacios sin disparar la factura eléctrica.
La ciencia detrás de la climatización adiabática
La alternativa de moda no usa compresores: enfría por evaporación del agua, en un proceso llamado climatización adiabática. En este caso, el aire exterior caliente pasa por un intercambiador húmedo. Al evaporarse parte del agua, absorbe calor y el aire entra más fresco.

Todo funciona con ventiladores y bombas de bajo consumo, sin ciclo de refrigerante ni picos eléctricos, lo que lo hace estable y silencioso. Aunque hay variantes: la directa refresca y añade algo de humedad. La indirecta, conocida como ciclo de Maisotsenko, enfría el aire de impulsión en un circuito separado y reduce la humedad añadida.
Enfriamiento adiabático
Empresas como Bluetek, Oxycom (IntrCooll) o Seeley (Coolerado, Climate Wizard) han llevado estos equipos a fábricas, colegios y naves. Se presentan en módulos para instalar en cubierta o acoplar a climatizadoras ya existentes.
Zoom sur le rafraîchissement adiabatique - Version Longue
Un ejemplo práctico: el módulo COOLFLOW 5000 mueve hasta 5.000 m³/h con unos 280 W, cifras muy difíciles de igualar por un compresor convencional. Esta modularidad permite ampliar por fases, empezando por gimnasios o aulas muy expuestas. También es posible preenfriar aire exterior para aliviar el trabajo de una climatización ya instalada.

Ventajas frente al aire acondicionado
El ahorro energético es la gran baza: estos sistemas consumen hasta diez veces menos electricidad que un aire acondicionado convencional, porque mueven aire y agua en lugar de comprimir gases. En pruebas y catálogos se reportan bajadas de entre 2 y 10 °C según el calor exterior, con sensación de frescor suave y uniforme. En aulas y gimnasios se agradece el aire constante y la renovación continua, que recuerda a la brisa de un espacio arbolado.
En España ya hay implantaciones a escala. Andalucía suma más de 500 centros educativos con refrigeración adiabática dentro de su plan de bioclimatización, combinándola con placas solares para reducir costes. El mantenimiento es más simple que el de un compresor y, si se alimenta con renovables, la huella de carbono baja de forma notable.
Lo que hay que tener en cuenta antes de dar el paso
No todo son ventajas. En climas húmedos el efecto se reduce, porque el aire ya va cargado de vapor y cuesta evaporar más agua. Por eso funcionan mejor en ambientes secos o en modo indirecto de dos etapas.

También necesitan agua y un diseño cuidado del flujo de aire para evitar zonas muertas. En sequías prolongadas conviene calcular el consumo hídrico y evaluar si realmente compensa.
La higiene es clave. Como cualquier instalación que usa agua, exige un plan de prevención de Legionella acorde al RD 487/2022 y su actualización de 2024. Este plan incluye limpieza programada, control de biocidas y registros.
En edificios muy antiguos o mal aislados, el rendimiento baja. Puede ser necesario acompañar la inversión con sombras, mejor aislamiento y ventilación inteligente.
No sustituye siempre al aire acondicionado, pero puede recortar muchas horas de compresor y rebajar la factura. En muchos centros, basta con bajar unos grados de forma constante y segura para que mejore el confort y el aprendizaje. La buena noticia es que ya está disponible y funcionando; lo siguiente es elegir bien dónde y cómo instalarla.
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