Una mujer con expresión de sorpresa se cubre la boca con la mano en un bar, con un círculo que muestra una imagen borrosa en el fondo.
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Miguel, el dueño de un bar que se ve obligado a cerrar en España: ‘Me dejan sin…’

El cierre temporal de un bar familiar en España destaca los desafíos que enfrentan los pequeños negocios

En Badajoz, un negocio familiar con más de tres décadas de historia ha sido un pilar en la vida cotidiana de miles de pacenses. Su propietario, Miguel Martínez, ha tomado una difícil decisión que afecta no solo a él, sino a muchos de sus clientes fieles. Aunque siempre ha sido conocido por su dedicación, las circunstancias actuales le han obligado a poner fin a esta etapa.

El cierre, que algunos consideran temporal, representa el fin de una era para el Bar Miguel que ha marcado a varias generaciones. A través de un breve comunicado, Miguel expresó lo complicado de la situación, mencionando cómo su salud, ya afectada por el estrés, le ha dejado sin opciones viables para continuar. Esta decisión, sin duda, deja una huella importante en la hostelería local.

Fachada de un bar con el nombre

El inicio de una carrera llena de esfuerzo

Miguel Martínez comenzó su andadura en el mundo de la hostelería cuando tenía tan solo 14 años. Aquel primer empleo fue el inicio de una carrera que lo llevó por varios bares emblemáticos de la ciudad. Desde el hotel Zurbarán hasta el Estudio 54, pasando por el Pichi y el Pepe Jerez, Miguel aprendió el valor de la dedicación, según informa el medio Hoy.

A lo largo de los años, el propietario fue ganándose la confianza de los pacenses, quienes apreciaban su buen hacer y su carácter. Con el paso del tiempo, Miguel decidió emprender su propio negocio. En este nuevo proyecto, acompañó a su esposa en la cocina, creando un ambiente cálido y familiar para todos los que visitaban el Bar Miguel.

Un hombre con barba y gafas sonríe mientras está de pie detrás de una barra con botellas de vino y una máquina expendedora en el fondo.

Un bar con identidad propia

Tras 39 años de trabajo, el Bar Miguel ha sido un punto de referencia en Badajoz. El local, que cambió de ubicación hace 18 años, se hizo famoso por su oferta gastronómica, que abarcaba desde raciones de pescado fresco hasta una selección de carnes ibéricas de calidad.

Los boquerones en vinagre y la fritura casera fueron algunos de los platos que destacaban entre los clientes. Además, la vinoteca cuidada y la rotación de barril garantizaban que siempre hubiese una cerveza bien fría esperando.

Pero lo que realmente diferenciaba a este bar era su ambiente. La tradición de tratar con respeto a los clientes más mayores, la falta de televisión y, sobre todo, la conversación amena. Los clientes acudían no solo por la comida, sino también por la calidez humana que Miguel brindaba con cada anécdota y cada historia. 

Un restaurante con mesas y sillas negras, paredes decoradas con cuadros y un letrero de

A pesar de los esfuerzos de Miguel para seguir adelante, el estrés laboral y problemas de salud lo llevaron a tomar la decisión de cerrar. "Me duele profundamente tener que llegar a este punto, pero las circunstancias me dejan sin otra opción viable", expresó el propio Miguel en su comunicado. La falta de alternativas viables lo obligó a cerrar temporalmente, dejando un hueco en la hostelería de la ciudad.

El cierre temporal de este bar, que incluso cuenta con un Solete de la Guía Repsol, marca el fin de una etapa para un negocio clave en la comunidad pacense. Aunque sea por motivos de salud, los recuerdos y el cariño que Miguel ha cultivado durante años siguen dejando huella en la hostelería de Badajoz.

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