Vallcarca, el último reducto de la Cataluña antisistema
La primera 'asamblea barraquista' de Barcelona aumenta la tensión entre okupas y vecinos
La vivienda ha emergido esta legislatura como uno de los principales conflictos sociales en Cataluña. La izquierda ha cogido la bandera de esta lucha para frenar su proceso de declive. En el trasfondo hay una lucha soterrada entre los sindicatos afines a la izquierda independentista y los que orbitan en torno al colauismo.
Barcelona vuelve a ser el epicentro de esta lucha que reviste varias formas. Una de ellas es la lucha por bajar el precio de los alquileres, que ha tomado la forma de "huelga de llaves". Otra es el viejo debate sobre la okupación, que ahora vuelve a tomar protagonismo en Vallcarca.
Esta semana sindicatos de la vivienda y colectivos prookupación han celebrado la primera asamblea barraquista en Barcelona. Participaron el Sindicat de Llogateras, más próximo a los Comuns, y el Sindicat de l'Habitatge, afín a la izquierda independentista. También entidades antisistema y prookupación como Heura Negra y Vallcarca Som Barri.
El Kubo fue la última trinchera del movimiento okupa en Barcelona. El edificio acabó desalojado en noviembre del año pasado y esta misma semana han empezado las labores de derribo para construir un parque. Perdida la batalla en la Bonanova, el pulso de los antisistema se trasladó a Vallcarca.
Aunque el fenómeno no es nuevo allí, ni mucho menos. Los vecinos del barrio llevan mucho tiempo quejándose de los problemas que causan por ejemplo las raves ilegales de los okupas. Alertan de que la zona ha sido tomada liertalmente por estos antisistema al margen de la ley.
Nuevo conflicto entre okupas y vecinos
La primera asamblea barraquista de Barcelona, en Vallcarca, tenía como objetivo garantizar "el acceso a la vivienda y unas condiciones de vida dignas". En paralelo se celebró el Consejo de Barrio de Vallcarca, con el choque entre vecinos y miembros de los colectivos antisistema.
Por un lado, los colectivos prookupación plantean un pulso al ayuntamiento de Barcelona para imponer sus exigencias. En los últimos meses ha habido una escalada de tensión entre estos colectivos y las autoridades municipales. Recientemente, unas 150 personas intentaron entrar por la fuerza en un edificio de la avenida de Vallcarca.
La asamblea barraquista ofrece un espacio más de radicalización para estos grupos. Desde los sindicatos de la vivienda señalan que al menos 300 personas viven en barracas en Barcelona, y que lo único que ofrece el ayuntamiento es su estigmatización con acciones policiales.
Pero sus demandas no son compartidas por muchos vecinos, que lamentan que el barrio esté tomado por los okupas. Consideran que estos grupos solo defienden sus intereses y que imponen sus exigencias a base de represalias. En este sentido plantean también un pulso al ayuntamiento para que imponga de una vez por todas el imperio de la ley.
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