Sale a la luz el secreto de la relación de Xavier Grasset y su mujer: sorprenderá

Xavier Grasset, conocido por su trayectoria en el periodismo catalán, guarda una faceta personal que ha despertado la curiosidad de muchos. Su relación con Anna Maria Vilella, abogada de Reus, ha sido un pilar fundamental en su vida, pero hay un detalle que pocos conocen.

A la luz el secreto de la relación de Xavier Grasset y su mujer

El inicio de su relación tiene tintes cinematográficos. Anna Maria, admiradora del joven Grasset, decidió asistir como público al programa El món s'acaba junto a unos compañeros de trabajo, algunos de los cuales conocían al periodista.

Tras el programa, todos compartieron una comida en la que, según el propio Grasset, "no pasó nada". Sin embargo, la casualidad o el destino hizo que siguieran encontrándose en otros programas y eventos, especialmente en Reus Televisión, donde Grasset es accionista.

"Dijéramos que nos íbamos encontrando a través de mi huella en el mundo de la comunicación", explicó Xavier Grasset en una ocasión. Poco a poco, esos encuentros se convirtieron en una relación sólida y llena de complicidad.

Xavier Grasset es padre de gemelos

Aunque llevan años compartiendo su vida, la pareja nunca ha sentido la necesidad de formalizar su relación con una boda. Sin embargo, tal como anunció En Blau, sus hijos, Anna y Bernat, empiezan a insistir en que den el paso.

La historia de Xavier y Anna Maria es la prueba de que el amor no necesita estar sellado en un documento para ser auténtico. Aunque llevan décadas juntos, nunca han sentido la necesidad de formalizar su relación con una boda.

Según el propio Grasset, lo importante ha sido siempre la complicidad y el respeto mutuo que han construido con el tiempo. "De Anna Maria me gusta que es guapa y culta, y al mismo tiempo tiene fuerza y potencia, además de mucho sentido del humor", confesó.

Una familia discreta y unida

A pesar de ser una figura pública, Grasset ha mantenido su vida familiar alejada de los focos. Su relación con Anna Maria y la crianza de sus gemelos transcurre en la tranquilidad de una rutina cotidiana, marcada por el sentido del humor que siempre han caracterizado al periodista.

Con o sin boda, Grasset y Vilella son el ejemplo perfecto de que no hace falta pasar por el altar para construir una relación sólida. Su historia es un reflejo de un amor que desafía las convenciones y que, junto a sus dos hijos, se mantiene como un ejemplo de complicidad y respeto.